Málaga C.F.

Desde Granada y Kazán

  • Buen ambiente entre las dos aficiones pese al día laborable

  • Javi Gracia y Samu García estuvieron en las gradas aprovechando el parón ruso

Lucas Alcaraz decía en la previa que para él seguía siendo un derbi el Málaga-Granada. Lucas, que ha revitalizado y le ha cambiado la cara al Granada, una transfusión de sangre rojiblanca, escuchó a su abuelo, José Manuel González, historias del derbi de Andalucía oriental desde los dos lados. Desde 1941 a 1948, González, nombre futbolístico, jugó en el Granada, de 1948 a 1951 en el Club Deportivo Málaga y desde el 52 al 56 acabaría su carrera en el ciudad nazarí. Por medio, un año (1951/52) en el Real Madrid. González fue miembro del primer equipo que consiguió el ascenso a Primera División en la historia de Málaga. Y compartió primeras alineaciones en la categoría con Loli, recién fallecido. Era el último superviviente de aquel once.

El Málaga-Granada es un derbi, sí, por más que la concepción pura del término inglés diga que el término sea referido a equipos de la misma ciudad. Admítase la licencia, la actual provincia de Málaga formaba parte del Reino de Granada, salvo una parte del Noroeste. Así que esa fraternidad así existió, si bien quienes vivieron los duelos de mediados del siglo pasado esbozan una sonrisa cuando ven el ambiente actual de los partidos. Las piedras volaban a la salida de la ciudad antiguamente. En ambos lados.

Desde mediodía se veía a seguidores del Granada callejear y tapear por el centro de Málaga. Probablemente la afluencia en un sábado o domingo hubiera sido mayor, si bien la atípica semana de fiestas vivida liberaba a gente para venir. 20.299 espectadores fue la entrada oficial.

También permitió regresar a viejos conocidos el invierno ruso. Javi Gracia y Samu García estuvieron en La Rosaleda. El Rubin de Kazán, como el resto de equipos rusos, tiene parón competitivo hasta el próximo mes de marzo. En enero habrá concentración en Marbella. Y antes, vacaciones.

Gracia tiene a su equipo 10º (23 puntos) tras perder el pasado lunes ante el líder, el Spartak (2-1). Europa, no obstante, está a cinco puntos. Y el equipo está en cuartos de la Copa, otra vía continental. El técnico navarro, que dejara dos notables temporadas en Málaga y cuyos resultados Juande fijó como listón para aprobar con nota o no la temporada, contempló el partido en el palco. Ya se dejó caer por la Costa del Sol, donde sigue con residencia, en algún parón de selecciones. Se hizo fotos y firmó autógrafos en los exteriores del estadio.

En su palco, el propio, estaba Samu García, que sigue siendo abonado del Málaga. "Mi templo", junto a una foto suya en La Rosaleda, era el mensaje por las redes sociales del atacante de La Luz, que no se ha mantenido en el once de Gracia, si bien marcó un gol en la prórroga de la anterior eliminatoria copera para avanzar. Siempre deja caer Samu que acabará volviendo al Málaga, tarde o temprano. En la sala de prensa Juan Cortés aún retumba el taxativo "No me voy, me venden", dirigido a los anteriores dirigentes. Le costó algún reproche de Casado y compañía. Pero sería recibido con los brazos abiertos por todos, menos por el gerente y por el límite salarial. Su sueldo en Kazán resulta prohibitivo. Celebró en el campo con vehemencia el gol del equipo. No hubo noticias de molestias desde Granada o Kazán, como le pasó a Samu Castillejo en Valencia.

Al final, reparto de puntos, alguna cena y posteriores copas de los granadinos y confraternización. En clave malaguista, faltaron dos puntos en vista del desarrollo del partido.

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