Es una obra casi de justicia divina que se despidiese a un mito como Nacho Pérez Frías con un triunfo. El que fuera futbolista del Club Deportivo Málaga y miembro de los servicios médicos del club falleció a los 62 años de edad el viernes y el sábado fue despedido por familiares, allegados y muchísima gente del fútbol. Pero faltaba el domingo, faltaba La Rosaleda, su casa. Y todo salió como tenía que salir.
Minuto de silencio sentido antes del comienzo del Málaga-Villarreal. Aplauso cerrado. Brazalete negro en las mangas de la camiseta blanquiazul de cada futbolista... Y llegó el fútbol, que tienes más corazón del que a veces parece. Suerte que llegó ese 1-0 para poder comprobarlo. Nada más marcar su gol de penalti, Chory Castro se fue hacia el banquillo, escoltado por Torres y Rolan. El uruguayo se fue a por Juan Carlos Pérez Frías, jefe de los servicios médicos del Málaga y hermano de Nacho. Se fundieron en un abrazo que pronto se convirtió en una melé entre técnicos, futbolistas y otros. Una piña que puso la piel de gallina en uno de los instantes más emotivos que se recuerdan en Martiricos.
Así explicó tras el partido el goleador Chory Castro la dedicatoria para el doctor: "Ayer [por el sábado] tuvimos un día muy duro con la muerte del hermano del doctor nuestro, pero por suerte el equipo estuvo a la altura y le brindamos la victoria a su familia. La dedicatoria es muy bonita porque es un momento especial. Ese abrazo muestra nuestra unión y que el equipo va a seguir peleando hasta el final".
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