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Juanpi, el último regalo de Sandro

  • El ex jugador canario lo fichó tras verle en un vídeo del Sudamericano sub 15. Su éxito cocido a fuego lento, clave para su madurez.

La reciente participación en la Champions trajo al Málaga jugadores de una calidad que costará volver a ver. Sin embargo, el eco de La Rosaleda siempre gritará el nombre de Sandro. El talento canario marcó un antes y un después en el gusto del aficionado. Llegó en una de las épocas más oscuras para traer un fútbol diferente, su último pase. Sigue jugando con el Ibarra, el equipo de su pueblo, en Tercera, soñando con subir a Segunda B. Aquí ya no mostrará más su magia ni su carisma. Sin embargo, en las últimas semanas uno de sus últimos regalos al malaguista empieza a copar titulares: Juanpi Añor. Sandro fue el artífice de que llegara a Martiricos. Los genios se entienden entre ellos.

En la temporada 09/10 Venezuela miraba al sur de Europa. Aún resonaba la fuerte apuesta por Salomón Rondón, considerado bandera de una nueva generación de éxito para el fútbol patrio. Juan Mata, padre del futbolista del Manchester United y representante de Rondón, manejaba referencias de Juanpi e hizo llegar un vídeo a Sandro, por entonces trabajando a futuro en la cantera tras haber pasado por la dirección deportiva del primer equipo. Las imágenes eran las del Campeonato Sudamericano sub 15. Enseguida reconoció a un tipo de altura similar a la actual, con un destacado tren inferior y una zurda diferente al que conocían por Añor. "De esos futbolistas que en cuanto los ves se te llenan los ojos", recuerda. De inmediato llamó a Antonio Benítez y éste se llevó la misma grata impresión. Pero aquel Málaga estaba revuelto institucionalmente con la entrada del jeque Al-Thani y el asunto de fichajes era competencia exclusiva de Jesualdo Ferreira. El asunto quedó aparcado y apuntaba a traspapelarse, como suele ocurrir tantas y tantas veces. No obstante, uno de esos días en que Abdullah Ghubn, por entonces vicepresidente del Málaga, se asomaba a las oficinas de la dirección deportiva para ver fútbol, Sandro le mostró las hechuras de Juanpi. Con apenas unas imágenes quedó prendado. "Fíchalo", le dijo. Y eso hizo. El club abonó una irrisoria cantidad por él y emprendió, con 15 años y el futuro por delante, la aventura costasoleña.

Así comenzó el periplo del caraqueño en Málaga. No es canterano al uso, pero aquí se ha formado en sus años más importantes como futbolista y como persona. Uno de los éxitos y puntos fuertes para que Juanpi triunfe, según confirman los que lo han ido viendo madurar, es que se ha hecho a fuego lento. Nada de llegar y topar. Pasó por la etapa juvenil que le correspondía y la formación necesaria, física, táctica y futbolística, en el filial. Hasta que hace tres años comenzó a ejercitarse con el primer equipo. En el inicial para ser un elemento más entre los mayores sin opciones de jugar con ellos; el segundo, el año pasado, para ser ya un miembro del primer equipo y tener protagonismo residual. Y este ya rompiéndola. En un fútbol tan voraz, esa progresión es una inmejorable escuela.

El sufrimiento de la distancia cumplió la otra parte de la formación. Primero estuvo en una residencia, donde nacieron sus ganas por estudiar una carrera (ese proyecto aún lo tiene pendiente) y su amor por la lectura, actividad que prefiere a jugar a la Play Station, al contrario de lo que ocurre con la mayoría de sus coetáneos. Luego compartió piso con dos compañeros del filial hasta que se sintió preparado para vivir solo. Para olvidar las arepas de su mamá y empezar a desenvolverse en la cocina. Aunque al rescate siempre estuvo el hogar de los Castillejo, donde se sentía como otro hijo más y fortificó su cordón umbilical con el hoy jugador del Villarreal. Las ensaladas en Pedregalejo coparon muchos de sus días también. Porque Juanpi está literalmente enamorado de Málaga, quiere quedarse a vivir aquí de por vida.

Juanpi se calló las noches de nostalgia, las lágrimas a su familia. Toda esa rabia fue mudando en motivación por triunfar. Y ahora se muestra en la élite con el punto justo de maceración. La calidad de su zurda sigue dejándose ver como en aquel vídeo que llegó a Sandro. "Ahora está más hecho. Corre, defiende, ocupa bien los espacios. Cómo ha crecido", asegura feliz. Como su película favorita, En busca de la felicidad, ésta ha llegado. Sin tantas fatigas como su protagonista, pero también con altas dosis de tesón y de confianza en sí mismo.

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