Una nueva derrota sufrida en su propio feudo probablemente sin merecerlo, pero a este Málaga le cuesta un mundo hacer un gol. Además se enfrentaba al Atlético de Madrid, el equipo que menos sufre en la cuerda floja. Si los del Cholo Simeone pudiesen escribir su guión perfecto, pasa por adelantarse rápido y vivir de las rentas entregando el balón. Pero el Málaga no pudo hacerse con el dominio, los visitantes dominaron el primer tiempo de cabo a rabo, los blanquiazules no lograban equilibrar el dominio claro en el centro del campo. Ahí Adrián estuvo muy perdido e Iturra claramente superado. Los futbolistas locales sólo se asomaron en un remate de Ideye que se marchó fuera. El partido tenía muy mala pinta, la afición reclamaba a gritos mayor vigor.

Tras el descanso todo cambió. Lacen entró con pilas súper alcalinas y apenas notó su falta de rodaje yendo a apretar las salidas de los defensas rivales y provocando errores. También entró al campo Diego Rolan (que fue de más a menos). El extremo uruguayo dio muestras de que quizá es el jugador de más calidad del equipo en la actualidad.

En-Nesyri, por su parte, dio su mejor versión. El delantero avisó con un centro-chut que no encontraría destino y posteriormente disparó alto en una gran jugada individual. Rosales también puso a prueba a Oblak en una falta que estuvo cerca de batir al gran meta visitante.

Los malagueños acumularon méritos para empatar pero el marcador no se movería, para colmo de males no pudieron asediar al final por culpa de un choque fortuito que obligaría la retirada de Lacen ya sin cambios.

Ahora toca recibir al Valencia en casa, en La Rosaleda, donde nuevamente se vivirá una final y una oportunidad menos en caso de fallar para lograr el objetivo de la permanencia, que cada día se antoja más complicado.