Málaga C.F.

Pilotos y pasajeros de un viaje al infierno

  • La situación del club tiene responsables con nombres y apellidos en el césped y los despachos

La situación del Málaga tiene padre, madre, hermanos y hasta cuñados. En el césped y en los despachos. Aún en el club y fuera ya del mismo. Nunca una hecatombe como la que está viviendo la entidad de Martiricos bebe de una sola fuente. El desastre deportivo, que tiene condenado al equipo al descenso después de diez temporadas consecutivas en Primera División, no tiene su origen en el verde, comienza en los despachos, con la cabeza visible de la entidad dando palos de ciego y moviéndose a golpe de capricho. Abdullah Al Thani es el principal responsable de que el Málaga no tenga una estructura acorde a lo que debe ser un club de élite. El presidente y máximo accionista de la entidad ha hecho rodar en estos casi ocho años multitud de cabezas y no ha sido capaz de encontrar un equipo de su confianza lo suficientemente profesional y preparado para gestionar una sociedad anónima deportiva. Sus malas decisiones han afectado a todas las parcelas, lo que sucede es que hasta que no se derrumba el primer equipo, todo parece tener una relevancia relativa. Eso sí, la decisión (intromisión) de no traer a Javi García para fichar a Esteban Rolón de manera unilateral, no puede servir nunca más de escudo para los verdaderos responsables de la confección de la plantilla el pasado verano. Ahí los elementos fundamentales fueron Francesc Arnau y Míchel, entonces director deportivo y entrenador respectivamente. Decidieron altas, bajas y fichajes. Aunque puedan acusar a Al Thani de retrasar ciertas operaciones por la falta de su OK, fueron muchas otras las que acometieron, muchas gestadas por el entorno del propio Míchel.

Porque lo peor que hizo Míchel en el Málaga no está en su parcela como entrenador. Tenía bastante controlado al grueso del vestuario porque la mayoría eran jugadores de su cuerda. Lo sangrante es que en algunos casos de fichajes iba dos pasos por delante del propio Arnau. El catalán pagó con su despido el desastre de plantilla que formó (no con poco dinero), aunque también tuvo que ver algún desplante a Al Thani, quien perdió toda confianza en él. Pero no se puede pasar por alto la cantidad de malas operaciones en las que fue máximo responsable o, como poco, cómplice.

A Husillos se le pueden achacar varias cosas. Su obstinación en mantener en el cargo a Míchel hasta la jornada 19 a pesar de que el juego y los resultados brillaban por su ausencia. Luego, la elección de José González como técnico, una apuesta fallida y que tampoco corta en seco a pesar de tener los peores números de la historia del Málaga en Primera. Para colmo, casi todos los fichajes invernales han sido un verdadero desastre y un gasto absurdo de dinero, por poco que sea en algunos casos.

Para rematar, una plantilla sin corazón, con muchos jugadores pensando más en su propio beneficio que en el colectivo. Prácticamente ningún futbolista ha rendido al nivel que se espera o, como poco, al mínimo exigible para deportistas de élite. Algunos ni siquiera han tenido un comportamiento profesional fuera del césped. Casi todos se han devaluado en el mercado, a pesar de tener sueldos muy por encima de la media. Nada pasa por casualidad.

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