Dani Llamas | Músico

"He encontrado un modo de ser yo, de cantar en andaluz sin hacer alardes"

Dani Llamas

Dani Llamas / Óscar Romero

Dani Llamas presenta hoy su disco Sangre en Cartuja Center CITE acompañado de The New Raemon, Perrate, Raúl Cantizano, Sebastián Orellana, Paco Loco, Pilar Angulo, Sebastián Cruz y otros artistas más. Aquí todavía ahonda más en sus raíces, consolidando la fuerte unión entre el flamenco y el rock, volcándolas en una obra cuyo título hace referencia, según cuenta el propio Llamas en la hoja de promoción, al fluido que nos recorre las entrañas, el que derramamos en las guerras, el que nos da vida en los hospitales, el que hace que tantas veces lo nefasto y lo sublime partan de un mismo elemento.

-Sangre es su tercer trabajo de investigación en el flamenco. ¿Cómo empezó?

-En 2018 estaba en Los Ángeles grabando un disco en inglés con Joey Cape, líder de Lagwagon, y me dijo que le encantaban mis canciones, pero sobre todo mis letras, escritas en inglés sin venir de ningún país anglosajón. Eso hizo saltar un click en mi cabeza y animarme a echarle valor a escribir en castellano; porque si escribes en inglés hasta el punto de que un americano te dice que las letras son muy buenas el paso siguiente es escribirlas en castellano, aunque nunca he sido muy fan de las canciones de pop y rock en nuestro idioma. En ese momento de mi vida estaba escuchando mucho flamenco. Yo soy del barrio de Santiago, en Jerez, y ante la hegemonía que tiene allí el flamenco, que es algo institucionalizado, mayoritario, lo que uno hace de joven es intentar alejarse de todo eso, que es lo hegemónico. Y a mí lo que se me ocurrió fue hacer un grupo de punk en inglés. Pero cuando te vas a New York te reconcilias con tus raíces y te das cuenta de que la música quita todos los prejuicios y yo, viviendo fuera de Andalucía, pasé mucho tiempo escuchando flamenco. Comencé a jugar con la idea de rebuscar en el flamenco, pero con mi sentimiento rockero; empezó a salirme bien y el primer disco -La verdad- lo hice en dos semanas. Fue una revelación. Las críticas fueron muy buenas y para continuar el proyecto se me ocurrió el juego de coger palos flamencos y convertirlos en canciones; con afán de demostrar que el flamenco no es folclore, sino un género; así salió A fuego. Hace unos días hablé con J, de Los Planetas, de cómo al descubrir que podíamos beber del flamenco se nos abrió un campo gigantesco. Y en el nuevo disco, Sangre, como ya tengo muy adaptado ese estilo, lo que hago es entrar y salir de él de forma mucho más libre; no lo hago de forma tan ceñida a una investigación, sino que es una manera de hacer canciones que suenen andaluzas y a ver por dónde me lleva.

-¿Y sabe ya dónde le lleva? ¿Va a seguir avanzando?

-He encontrado una manera de sentir que soy yo, que tengo una voz propia, que canto en andaluz sin tener que hacer alardes de nada, ni salir en anuncios de Cruzcampo ni nada de eso; el andalucismo va mucho más allá, hay que reivindicar las cosas de una forma natural. Lo que le quiero decir con esto es que lo que hago suena andaluz y por ahí hay un camino; pero, siendo como soy, siempre me va a gustar romper mis propias reglas y no sé qué saldrá en el próximo disco.

"La mayoría de la gente del flamenco no tiene interés en dialogar con el rock ni de asomarse a nada más"

-¿Lo que usted hace acerca más el rock al flamenco o el flamenco a rock?

-Creo que acerco el flamenco al rock. Porque yo no me siento parte de la escena flamenca y tampoco creo que los flamencos piensen que soy parte de ella, aunque hayamos tocado en la Bienal. Es un problema del flamenco, no nuestro; y hablo en plural porque hay mucha gente acercándose al flamenco desde la perspectiva del rock. Y creo que puede que seamos mayores aficionados incluso que los propios flamencos, que quizás hayamos escuchado más flamenco que ellos.

-¿Cree entonces que los flamencos no están interesados en acercarse al rock?

-La mayoría de la gente del flamenco no tiene intención de asomarse a nada más. Hay unas fusiones que ya están alimentadas desde los 80, que van más con el estilo del jazz, de la música latina, pero los acercamientos al rock desde el flamenco han sido poquísimos. Siempre mencionamos a Morente, y ahora está Perrate y pare de contar.

-¿Los músicos que le acompañan en el proyecto están igual de interesados que usted, o para ellos es algo que hacen por amistad, dinero o pasar el rato?

-Por dinero ya le digo yo que no (risas). Lo bonito de esto es que aunque unos vayamos tirando hay músicos capaces de seguirnos. En mi caso, la mayoría tiene esa voluntad de seguirme. Marco Serrato, en concreto, es muy flamenco; de hecho, nos hemos metido los dos en una peña flamenca que se ha creado en el Pumarejo y comentamos siempre muchas cosas sobre el flamenco. Ninguno es reacio al flamenco; quizás Juano Azagra lo hace más por amistad, pero al final se le van contagiando las ganas.

-Con este bagaje cultural a medias entre los dos géneros, ¿su identidad es más rockera o flamenca?

-La identidad, lo que uno sienta, es lo que mueve hoy día al mundo. Pero yo estoy totalmente en contra de las identidades, me parece que pueden mutar día a día; lo que uno es hoy no lo es para siempre. Me importa más la materia; podemos ser todas las cosas al mismo tiempo. El capital y la sociedad hoy en día lo que quieren es que nos vayamos definiendo: tú eres esto, esto y esto; pero nosotros tenemos que hallar más puntos que nos unan que los que nos separan. La identidad es una amalgama de cosas y, hablando a nivel musical, yo soy muy flamenco, pero también lo que me gusta es un flamenco en concreto. No me gusta mucho Camarón, por ejemplo, pero me encantan Tía Anica y Chocolate, no se trata de la totalidad. Y también me encantan los Clash; yo soy así.

-No refiriéndome exactamente al idioma, sino al alma de las canciones ¿se cuentan mejor las cosas con el rock o el flamenco?

-Creo que maridan bien los dos. Y mi aportación es que he encontrado una fórmula propia de fusionar los dos caminos. Los dos son lenguajes muy directos; no hace falta decir las cosas con un gran rodeo, tanto en el rock como en el flamenco las cosas pueden ser inmediatas, tener ese punto de pureza, de falta de artificio; tener el pellizco que tiene también mucho que ver con el punk. A mí no me gusta el rock progresivo, sino el rock and roll; y su lenguaje tiene mucho en común con el flamenco; en esencia, son parecidos.

"Estoy en contra de las identidades, pueden mutar día a día. Lo que uno es hoy no lo es para siempre"

-¿Va a volver al rock en inglés en algún momento?

-No sé qué hacer. Estoy casi seguro de que mis discos en solitario los haré en castellano porque, como le dije antes, he encontrado mi voz propia, no es un ejercicio de estilo. Con G.A.S. Drummers, mi banda de siempre, nunca he cantado en castellano y aún no sé si nos mantendremos como un proyecto internacionalista o cambiaremos; lo que sí es verdad es que ahora mismo no me veo escribiendo en inglés para mis discos en solitario.

-¿Qué le aporta a la fusión del flamenco con el rock lo que hace usted, que no haya hecho otra gente? ¿Quizás un marcado compromiso político?

-Ha habido cante rojo; de hecho, a mí me sirve también como referencia todo lo que hizo Menese, Gerena, que es mi camarada y amigo; todas las cosas que cantaban Sordera, El Cabrero. Ha existido ese cante rojo, aunque no es una mayoría. Pero tampoco es que el rock rojo sea algo mayoritario. La gente que nos manifestamos políticamente de manera explícita no tenemos miedo a decir cuál es nuestra visión del mundo; aunque, por desgracia, también hay quien no se atreve a decir cosas, aunque las piense, por miedo al rechazo de algunos ayuntamientos, de algunos sectores. A mí me gustan los Clash y los Ramones, pero ganan por puntos los Clash por las letras. Para mí la música que lleva unas letras que te hagan pensar en la situación del mundo siempre tendrá un plus. Yo no me escondo, nunca lo he hecho; ahora la gente me entiende mejor porque me expreso en castellano, pero para mí era importante también escribir así en inglés; me parece impensable que no se vea esa preocupación en las letras de alguien que escribe; es muy difícil aislarse del mundo.

-¿Las letras clásicas del flamenco son reaccionarias?

-No; en la mayoría de los casos son letras populares y la cultura popular al final va a ser un reflejo de lo que la sociedad es o era en ese momento. A mí, por ejemplo, no me gusta hablar de amor en las canciones; al menos de amor en las parejas, romanticismo, desamor, porque existe mucha gente que escribe sobre eso y hasta cierto punto, el amor sí que me parece reaccionario. Mire que el amor parece que es lo más progresista del mundo, lo que lo mueve; pero el amor de pareja, los celos, me parecen reaccionarios. Hay ciertas letras que yo he utilizado, que son populares del flamenco, pero que no puedo dejarlas como son porque me parecen anacrónicas y les hago un pequeño escamondao. Este último disco se abre con una soleá muy antigua que cantaba el Mojama: aunque suenen a rebato las campanas del olvido, no se puede apagar el fuego que esta flamenca ha encendido. Yo cambio ese amor por el fuego que la lucha ha encendido y le doy una vuelta, aunque el sentido es el mismo. Las letras también se pueden actualizar a los tiempos que corren.

"Lo absolutamente iconoclasta, maravilloso o nefasto de mis canciones es que me cargo el esquema métrico del flamenco; extraigo el cante y me quedo con él"

-Sus canciones son soleá, malagueña, alboreá, mirabrás, cantes de trilla, y otras que no están sujetas a ningún palo del flamenco, pero son igualmente jondas. ¿Le coarta o supedita atenerse al compás marcado por un palo concreto?

-Casi nunca me atengo al compás, yo extraigo el cante; porque para mí, el cante es memoria oral, melodía; el cante flamenco es cante. Entonces, si cojo una soleá no la voy a poner en 6x8, que es un compás que te ata mucho; yo la pongo en 4x4, que es la base rítmica en la que estoy cómodo, porque vengo del rock and roll, que es en ese compás. Lo absolutamente iconoclasta, maravilloso o nefasto de mis canciones es que me cargo el esquema métrico del flamenco; extraigo el cante y me quedo con él. Eso es mucho más libre y me salen canciones que son igual de jondas pero ya sin referencia a un palo u otro; igual me meto en una bulería por soleá, pero le saco un estribillo que parece de Rocío Jurado.

-Se está usted refiriendo a El color de los días. ¿Esa canción está buscada así o salió porque está en la sangre de sus venas?

-La melodía de la estrofa en realidad es una bulería por soleá, y yo quería romper y poner un estribillón que te pusiera los vellos para colgar chaquetones. Y me salió una cosa como de chanson francesa pero al estilo de Manuel Alejandro, de las cosas que mi paisano compuso para Raphael, que con lo de Rocío Jurado hace un buen dueto (más risas). ¿Dónde nos hemos metido?, me dije; es una cosa un poco extraña, pero al final eso está en nuestro ADN, todos los de aquí hemos mamado eso. Nuestras madres, nuestras abuelas, escuchaban mucha copla; canciones muy profundas, pero muy melódicas al mismo tiempo. Y lo dejé salir.

-¿Se necesita el beneplácito de los puristas para poder circular por el circuito flamenco, para aparecer en la Bienal, en los festivales canónicos? Su caso puede indicar que no; el disco anterior a este lo estrenó en la pasada Bienal.

-Cuando en una música, cualquiera que sea, en cualquier arte, si al final hay un consejo de sabios que dicen lo que es arte y lo que no, resulta fatal; el arte es libre; solo tiene dos posibilidades, emocionar o no. El arte no lo decides tú, lo decide el que escucha. Imagínese que existiera lo mismo en el rock and roll. Yo trato al flamenco como lo que merece ser: un género musical, que es algo vivo. No todo el rock and roll es el que hacían Canned Heat y los Stones, sino que luego ha habido grandes grupos de rock que han mezclado eso con otras cosas. Yo creo que hacer esa mezcla en el flamenco le da mucha más grandeza que simplemente lo que hagan en un festival. A mí personalmente, no me gusta escuchar flamenco en los grandes acontecimientos que se montan en la Bienal, en esos estrenos de bailes faraónicos; a mí me gusta ir a las peñas a escuchar a un cantaor o cantaora, con o sin guitarra; me gusta ese cante, con esa pulsión, que es imprescindible. Los puristas tienen que coger la sartén por el mango, pero están perdiendo la hegemonía cultural. Tienen que saber que a nosotros nos encanta Tomás Pavón, y ahora pregúnteles a ellos por algún cantaor flamenco, ¿dónde lo han escuchado? Antes le dije que creo que somos mucho más aficionados al flamenco gente como nosotros, porque somos melómanos, somos unos freakies que si nos gusta algo lo buscamos y lo compartimos. Somos más flamencos los que hemos llegado a él convencidos que los que han llegado por linaje.

Dani Llamas Dani Llamas

Dani Llamas / Óscar Romero

-Hábleme del concierto que nos va a ofrecer.

-Hace tiempo que estaba planteado hacerlo en el Lope de Vega. Y no es por desmerecer al Cartuja Center, que es un sitio genial, que suena increíblemente bien; pero me gusta menos que sea un teatro de titularidad privada. Me hubiera gustado mucho más que el concierto, que está organizado y comprado por el Ayuntamiento de Sevilla, lo hubiese desviado a un teatro público. De todas formas, el director del Lope de Vega nos había pedido algo muy especial y por eso hemos invitado a un montón de gente. Viene mi compadre, New Raemon, desde Barcelona; viene Perrate a cantar una soleá de su tatarabuela, la Serneta; viene Sebastián Cruz, un cantaor de Huelva. Estoy deseando que vengan estos dos porque mis canciones nunca las ha cantado un cantaor y estoy emocionado con que llegue el momento. Va a ser una fiesta, que eso ayudará a que baje un poco la presión. No va a ser una puesta en escena teatral; aunque al principio se nos ocurrieron cosas locas, nos vamos a ceñir a que sea un concierto, sin proyecciones, como he tenido otras veces, con luces sobrias. Al final va a poder venir también Paco Loco, que es el productor del disco, en el que hay muchas cosas de su cabeza. Juntar a Paco Loco con Perrate puede ser un disparate.

-En la nómina flamenca echo de menos a Rocío Márquez, que tiene un enorme papel en el disco.

-Es que está centrada totalmente en lo del Tercer Cielo con Bronquio. Ella se sentía muy cómoda en las grabaciones, pero no quería ser una decepción en el acompañamiento en directo. Rocío es una maravilla de persona, muy cariñosa, intelectualmente muy activa, con un discurso muy potente y ha llegado lejos, no es nada conformista. Creo que es de las artistas más importantes de la actualidad; y no para de investigar, como también hace Bronquio; los dos me parecen geniales. Nos hicimos amigos en el Lope de Vega, durante los ensayos de un homenaje a Saramago que organizó Rafa Villalobos. De vez en cuando quedamos por aquí para tomar café y una vez me dijo que si en el disco quería que metiese algunas voces y le dije que sí. Llegó, se puso a cantar y ¡ahí ha quedado eso!

-Y hábleme también del futuro inmediato; de los próximos conciertos y de su disco siguiente, que tengo entendido que lo va a hacer con The New Raemon.

-Después del Cartuja Center tenemos cerrados siete conciertos más: 16 de marzo en Dublín, 16 de mayo en Granada, 25 de mayo en Marbella, 28 de junio en Lanzarote, 5 de julio en Chiclana, 19 de julio en el Festival Al Fresco de Pozoblanco y 8 de noviembre en el teatro Condeduque de Madrid. Andamos intentando cerrar otras fechas en Valencia y León. El disco con Raemon puede que en vez de este año, como teníamos previsto, lo hagamos en 2025. Él quiere que hagamos cuatro canciones cada uno y luego las mezclemos, que no sean muy diferenciadas y que las hagamos con mi banda. Seguramente lo grabaremos en La Mina con Raúl Pérez, que nos gusta como produce. Lo que sí es seguro es que este es el próximo disco que voy a hacer, antes que otro a mi nombre.

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