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Un partido más abierto de lo previsto

La sorprendente victoria de Gingrich en las primarias por la investidura republicana a las presidenciales en Estados Unidos sacudió al Partido Republicano y convirtió al ex presidente de la Cámara de Representantes en la amenaza del otrora favorito Mitt Romney.

El discurso agresivo de Gingrinch encendió las pasiones conservadoras tras sus participaciones en los debates que menoscabaron la campaña hasta ahora exitosa del ex gobernador de Massachusetts y multimillonario inversor Mitt Romney.

Gingrich, declarado varias veces políticamente muerto durante el año pasado, ahora tiene que aprovechar su impulso político de cara a la batalla vital de Florida, un Estado más diverso donde se espera que Romney vuelva a la carga y el viento sople a su favor.

El resultado de Carolina del Sur significó un duro golpe simbólico para Romney: ningún republicano desde 1980 ha ganado la nominación sin hacerse con este bastión conservador, ahora albergue de destacados dirigentes del movimiento de ultraderecha Tea Party.

Hace algunos días era casi inimaginable la victoria de Gingrich, cuando Romney dominaba todos los sondeos y es por eso que la próxima primaria, que se realizará en Florida el 31 de enero, se convierte en crucial, dado el gran número de electores que aporta este estado del sureste estadounidense.

Varias veces durante esta campaña, los precandidatos republicanos han logrado remontar en las encuestas al encarnar la alternativa contra Romney.

Pero para poder mantenerse en esa posición por largo tiempo, Gingrich tendrá que consolidar su aura conservadora y también construirse un perfil de "presidenciable".

Con el resultado del sábado en Carolina del Sur, por primera vez los electores republicanos escogieron tres candidatos diferentes en sus tres primeros comicios: Rick Santorum en Iowa, Newt Gingrich en Carolina del Sur, y Mitt Romney en New Hampshire.

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