La obra Study from the Human Body. Figure in movement, de Francis Bacon, que exhibe la galería Marlborough a un precio de 15 millones de dólares (11,4 millones de euros), es una de las estrellas de la feria internacional de arte contemporáneo ARCO, que hoy abre sus puertas a coleccionistas y profesionales, en medio de una crisis económica en la que el arte contemporáneo, potenciado en los dos últimos años como producto de inversión, resiste mejor que otros sectores económicos. Las perspectivas, por tanto, son buenas.

Los responsables de las 215 galerías participantes en esta 31ª edición de la feria ultimaban ayer los preparativos de sus espacios, situados en los pabellones 8 y 10 de Ifema.

La obra de Bacon (1909-1992), realizada en 1982, luce en las paredes de la galería Marlborough frente a la pintura Tocado rojo, de Manolo Valdés, fechada en 2011, con un precio de 410.000 euros.

Fernando Botero es otra de las apuestas de la galería con una pintura valorada en un 1,3 millones de euros, junto con artistas como Leiro, Abraham Lacalle o Claudio Bravo.

Si la obra de Bacon se convertirá en una de las protagonista de la feria, también lo hará la pieza en la que Eugenio Merino ha metido una escultura de Francisco Franco en una maquina frigorífica de bebidas.

Rodeado de numerosos medios de comunicación, Merino logró ayer fijar la atención en la galería ADN de Barcelona, donde se exhibe Always Franco, en la que comenzó a trabajar el pasado mes de agosto y que se vende por alrededor de 35.000 euros.

"Franco creo que es un tema del que se habla constantemente y no tratarlo es una forma de eludir algo importante para un artista", señaló Merino, para el que "Franco está vivo de una manera alegórica". "En otra ocasión hice a Bin Laden y ahora ha tocado Franco", añade.

En el año 2008, Merino llevó a ARCO la obra Fidel zombi, en la que mostraba al líder cubano como recién surgido de los muertos, con los ojos saliéndose de las órbitas y vestido con una andrajosa camiseta de fútbol de Cuba.

En el año 2010 fue Starway to Heaven la obra que suscito polémica e incluso la protesta de la Embajada de Israel. La obra representaba a un musulmán orando arrodillado, con un sacerdote católico encima de él, también de rodillas, y sobre éste, de pie, un rabino.

En opinión de Merino, un artista no debería tener problema en tratar cualquier tema, "lo que pasa es que siempre surgen la atención y la polémica".

"Yo trabajo con ideas, con la espectacularidad, y creo que esta obra no hiere la sensibilidad de nadie", explicó. Realizada en silicona, poliéster y fibra de vidrio, la figura de Franco, introducida en la cámara frigorífica y de proporciones no reales, aparece vestida de militar.

A excepción de esta pieza y de alguna otra más llamativa, la idea general de la feria es que es más contenida, seria y realista que en otras ediciones. Así se expresaba ayer la veterana Soledad Lorenzo, en cuya galería luce una obra del recientemente fallecido Antoni Tàpies realizada en el año 2001. "Tengo una obra grande y maravillosa pero he tenido muchas dudas sobre traerla o no", declaró la galerista, que no ha querido aprovecharse de las circunstancias para enseñar toda la obra del artista catalán.

"Tàpies era un artista muy presente y no ha necesitado morirse para seguir estándolo. Él está vivo en su obra y en nuestra cabeza", afirmó Lorenzo.

Subastas y estudios recientes demuestran que el mercado del arte está recuperando la confianza de los inversores, experimentando incluso un crecimiento, una mejoría que los expertos atribuyen a la fuerte demanda asiática y a una recuperación en el segmento del arte contemporáneo y de posguerra.

"El arte y, muy especialmente, la creación contemporánea, está demostrando ser un valor que aporta mayor seguridad para las inversiones y cuya volatilidad es muy reducida", afirman los organizadores de ARCO.