El cineasta Luis García Berlanga depositó ayer en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes un sobre cuyo contenido no será desvelado hasta junio del 2021, coincidiendo con el centenario de su nacimiento.

El legado de García Berlanga, director de cine y guionista, ocupa la caja fuerte 1.034 de la antigua cámara acorazada del Banco Central, convertida por el Instituto Cervantes en la Caja de las Letras desde el pasado mes de febrero.

De esta forma, esta iniciativa "se abre a todos los aspectos de la cultura", según afirmó la directora del centro, Carmen Caffarel, después de que hayan participado en ella el escritor Francisco Ayala y la bailarina Alicia Alonso, entre otros.

De hecho, es la primera vez que una personalidad del mundo del cine cede a la institución su legado, en este caso un sobre cerrado que García Berlanga ha decidido que no debe ser abierto hasta junio del 2021, año en el que se cumplen 100 años de su nacimiento.

El cineasta acudió al acto acompañado de sus familiares más cercanos, entre ellos su hijo, el periodista Jorge Berlanga, quien tomó la palabra antes de la breve intervención del homenajeado, en la que éste dijo sentirse "muy satisfecho" por este tributo.

Jorge Berlanga expresó su deseo de que "en un futuro, al igual que se utiliza el adjetivo quijotesco para definir luchas imposibles, se utilice el adjetivo berlanguiano para calificar lo absurdo, la crueldad y la carcajada".

Luis García Berlanga, que acudió al acto en silla de ruedas debido a su delicado estado de salud, introdujo el sobre cerrado en la caja fuerte con ayuda de su nieto, para después recibir de manos de Carmen Caffarel una llave simbólica como recordatorio de la entrega y un certificado acreditativo del depósito del legado.

"Estamos todos en ascuas con el contenido del sobre, podría ser un guión o un mensaje demoledor para la humanidad", bromeó Jorge Berlanga, quien añadió que su padre "está muy contento de sentir el cariño del público, además de sentirse muy honrado".

El cine de Berlanga, característico por su mordaz ironía y sus ácidas sátiras sobre situaciones sociales y políticas, destacó por su habilidad para burlar la censura franquista con diálogos agudos que permitían las lecturas entre líneas.

Desde su debut como director con el largometraje Esa pareja feliz, en el que trabajó junto a Juan Antonio Bardem (con el que repetiría la experiencia en Bienvenido, Mister Marshall), sus películas "forman ya parte de nuestra memoria colectiva", aseguró Caffarel, quien precisó que la obra de Berlanga "no puede entenderse sin la época en la que le tocó vivir".

Tampoco puede entenderse sin la colaboración con el guionista recientemente fallecido Rafael Azcona, con el que Berlanga trabajó en siete ocasiones.