Cultura

Escuchar y sonreír (a gusto)

  • Tras el éxito de 'Made in the dark', Hot Chip potencia el componente pop en su nuevo álbum, 'One life stand'

Aunque algún lector, con toda razón, pueda fruncir el ceño ante semejante sugerencia, quien suscribe parece cada vez más convencido de que la trayectoria de Hot Chip, voluntaria o involuntariamente, se está convirtiendo en una especie de puesta al día de la vertiente más comercial del soft-pop de los 70. Ya sabe, la Electric Light Orchestra, Supertramp y todo aquello (Steely Dan, definitivamente, jugaba en otra liga).

Pese a haber sido denostada por la crítica de los 80, la que contaba, con la misma saña deparada al rock progresivo, pongamos por caso, aquella corriente, vista con la distancia y sin condescendencia, nos regala hoy discos que, valorados en su justa medida, se revelan como perfectos y deslumbrantes artefactos pop con diversos nivelas de lectura, tan indicados para la escucha superflua como para otra más concienzuda.

Algo así ha ocurrido con los londinenses, tan alejados del cansino mainstream británico pero protagonistas el pasado 2008 de un álbum tan exitoso como Made in the dark, catapultado a la fama por obra y gracia de píldoras tan efectivas como Ready for the floor.

Si aquella cuarta entrega en largo -descontando sesiones y remezclas- nos mostraba a los británicos dispuestos a reventar las pistas de baile sin perder su sensibilidad pop, la quinta, no exenta de cortes de similar calibre -atención a la apertura con Thieves in the night, a esa canción con leve aire reggaetón titulada I feel better o a la irresistible pulsión techno de Take it in-, incide en lo segundo para potenciar los juegos melódicos abonados a la dulzura y dejar más espacio a las canciones consideradas en su forma más convencional.

Canciones que, como se ha dicho, se revisten bajo su apariencia moderna o incluso frívola, de noche de fiesta -la electrónica y sus formas imperan de manera incontestable en los arreglos-, con ropajes ciertamente canónicos, de ésos que remiten a una gran tradición pop en la que autoría y popularidad no van reñidas, sino de la mano.

Son cortes como Keep quiet -solemne y vaporosa melodía orientalizante-, Hand me down your love -con su archiclásica línea de piano sincopada-, Slush -baladón con premeditados ecos de doo-wop, otra tradición-, Alley cats -con innegable ascente indie-pop- o el contundente final servido por la ya mencionada Take it in, estribillo lapa sobre base trotona.

En definitiva, un disco para escuchar y sonreír a gusto, muy a gusto. En su caso, se trata de eso.

Hot Chip EMI. Pop / Electrónica. CD

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