Cultura

'Mirlones' en el pentagrama

  • Tabletom presentará su proyecto sinfónico el 5 de mayo junto a la Orquesta del Conservatorio Martín Tenllado, con sus últimos temas y algunos rescates

Pedro y José Ramírez, miembros fundadores de Tabletom, en un ensayo.

Pedro y José Ramírez, miembros fundadores de Tabletom, en un ensayo. / marilú báez

Era cuestión de tiempo que Tabletom se atreviera a hacer algo así: sus dos miembros fundadores, Pedro y José Ramírez (guitarrista el primero, saxofonista y flautista el segundo), ejercen de profesores de música en conservatorios de Málaga y ambos han dedicado buena parte de su carrera como intérpretes solistas (también a dúo) al repertorio clásico. Por otra parte, constituye casi una norma que las bandas comulgantes con el rock progresivo acaben rindiéndose a los encantos del mundo sinfónico como mecanismo para ampliar la paleta de colores de sus composiciones. Precisamente, el grupo lanzó el año pasado su primer álbum tras la muerte de Roberto González, Luna de mayo, con una contundente reivindicación de los senderos progresivos del rock como bandera de libertad creativa, con temas que en su mayoría superan los siete minutos de duración y que presentan estructuras complejas, óptimas para un diálogo de tú a tú con una orquesta. Al cabo, esto es lo que Tabletom ha venido haciendo desde Mezclalina, sin dejar a un lado canciones más compactas para satisfacer el gusto del público por los himnos malaguitas, desde El vampiro hasta Málaga. Pero lo cierto es que ya hay un proyecto sobre la mesa para un Tabletom sinfónico, con fecha concreta de presentación: será el próximo 5 de mayo, a las 20:00, en el Conservatorio Gonzalo Martín Tenllado (Glorieta 11 de Marzo, junto a Las Pirámides), donde Pedro Ramírez imparte sus clases. El grupo compartirá escenario para la ocasión con la Orquesta del mismo centro, bajo la dirección de Mar Varo. Las entradas, a 11 euros, ya están a la venta en el portal www.mientrada.net.

Tabletom comparecerá en tan esperada ocasión con la misma formación que grabó Luna de mayo y que ha protagonizado los conciertos de presentación desde entonces, con el cantante Salva Marina (quien, por cierto, acaba de lanzar su nuevo álbum junto a su grupo Frutería Toñi, Tengo mis días buenos), Jorge Blanco al bajo, Manuel Nocete a los teclados y Nicolas Huguenin a la batería, además de los hermanos Ramírez. Santiago García Cuba firma los arreglos sinfónicos para un repertorio que promete vestir con nuevas prendas temas correspondientes a prácticamente toda la trayectoria de Tabletom, desde Inoxidable hasta Luna de mayo, con algunos de sus temas más conocidos pero también ciertas joyas que han quedado en el cajón de las rarezas y que ahora cobran nueva vida gracias al envoltorio sinfónico. Ni que decir tiene que el concierto sirve una oportunidad de oro a Tabletom para ganar públicos distintos, tanto por la ocasión clásica como por el carácter familiar de la cita al conectar con una orquesta formada por alumnos del conservatorio. Si bien siempre se podía haberle dado al asunto más boato, que el grupo haya optado por un centro educativo para cambiar de traje revela con precisión la calidad humana de sus miembros.

El propio Pedro Ramírez no ocultaba ayer su entusiasmo respecto a la iniciativa: "Santiago García, que es profesor de composición en el conservatorio, y al que conozco desde hace muchos años, está haciendo unos arreglos muy limpios, nada sofisticados, sino muy de verdad, con mucho corazón. Para mí es un privilegio ver convertidas en un tocho de partituras las composiciones que hice en mi casa, con la guitarra". Ramírez apunta que el repertorio "estará dedicado especialmente a Luna de mayo, que es lo que más nos motiva tocar ahora. Pero también hemos querido incluir temas anteriores que nos parecen idóneos para un arreglo sinfónico, como El tigre, El sueño de la cabra de Álora, Alemanita y La parte chunga". Del mismo modo, el guitarrista agradece y celebra la implicación del equipo directivo del Conservatorio Gonzalo Martín Tenllado: "Yo pensaba que todo esto iba a ser un follón, pero en absoluto, está siendo muy fácil. Y los miembros de la orquesta están encantados". Será un placer acordarse de aquellos versos, "No me llames milord / llámame mirlón / porque el cabesa / no es traidor", al compás de vientos y cuerdas. Cosas del genio.

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