Cultura

Regalos y entusiasmo

  • Anoche, Patti Smith repasó lo mejor de su repertorio, salvo 'Gloria', y casi consigue subir al público al escenario

Momentos. Eso es lo que queda de un concierto. Anoche en el Teatro Cervantes hubo muchos. Patti Smith prometió el pasado lunes que "interpretaría lo que creo que la gente quiere escuchar". La estadounidense cumplió su promesa y no faltó ninguno de sus mejores temas. Piense en uno y lo cantó.

Cercana, amable y natural. Así fue Patti Smith. Por si su actitud no era lo bastante entregada, la autora de Because the night -sí, lo compuso con Bruce Springsteen, y sí, lo cantó- se mezcló con el público, y rompió una y otra vez la oscura barrera psicológica del escenario -nunca antes se habían encendido tanto las luces del teatro-. "Encantada de veros", dijo.

El espectacular arranque, un poco de Horses y su versión del Are you experienced? de Jimi Hendrix, uno de los temas de Twelve (2007) que cayeron anoche, dejaron claro que Patti Smith no tiene problema en agradar al público. ¿Su recompensa? La total entrega de un Cervantes abarrotado y entusiasta.

Con una voz como la suya, tan personal y emotiva, se gana en cualquier distancia. Si, además, te acompaña una banda con la soltura de la suya, pues está todo hecho. Por si las moscas, Lenny Kaye está a su lado para evitar problemas: no los hubo. Lo mejor del grupo fue esa psicodelia suave y sencilla que tan bien les salía.

Es un placer escuchar en casa unas canciones que tantas veces se han disfrutado, en viejas cintas o en también ya viejos CD. Momentos. Ahí van varios: cuando Patti Smith olvidó la letra de Within you without you -"Es de George Harrison", recordó- y pidió a su bajista que se la recordara; cuando todo el público estaba de pie y cantando People have the power; y cómo cantó Smells like teen spirit, su revisión de Nirvana -uno de los temas más aplaudidos-. Quizá otro, cuando con Patti Smith entre el público Lenny Kaye soltó el For your love de los Yardbirds -este momento se lo perdió mucha gente, más pendiente del paseillo de la cantante-.

Gran momento. Pocos de las ya muchos grandes músicos que han pasado por el Cervantes han conseguido transformarlo en una sala de conciertos; Patti Smith sí lo logró. Arrabatada, furiosa tras soltar unas proclamas -si no lo hubiese hecho no sería ella-, cogió la guitarra eléctrica, se soltó con Rock n roll nigger -¡quince minutos!- y metió al público frente al escenario. Así es ella: especial. Ah, hubo una canción que no cantó. Increíble, pero Gloria se quedó en el cajón. Así es.

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