Cultura

Trapero arranca aplausos con el drama familiar 'Leonera'

  • El realizador argentino protagonizó ayer la jornada en la sección competitiva junto a la denuncia del israelí Ari Folman

Los aplausos que se escucharon al término de la proyección de Leonera son algo que difícilmente olvidará el realizador argentino Pablo Trapero, que ayer se estrena en la sección oficial del Festival de Cannes. Protagonizada por la esposa del director, Martina Gusman, presente en el certamen francés junto a la actriz uruguaya Elli Medeiros y el brasileño Rodrigo Santoro, también actores de la cinta, Leonera se centra en la relación de una madre y su hijo.

El otro filme presentado a competición en la jornada de ayer fue el documental animado Waltz with Bashir, del israelí Ari Folman, que coloca en el gran escaparate de Cannes los pecados del Ejército de Israel, atreviéndose a comparar la actitud de sus dirigentes con lo ocurrido durante la Alemania nazi.

"Tenía ganas de hacer una película sobre una mujer y ese vínculo exclusivo de las mujeres con sus hijos. Es milagroso, conmovedor y difícil. Los que rodeamos ese vínculo somos un poco espectadores. La relación del papá (con el niño) es totalmente distinta, se complementa", indicó Trapero en la rueda de prensa posterior a la proyección de su filme, donde fue recibido también con un cariñoso aplauso.

Leonera surge de un comentario casual del hijo del director y la actriz, Mateo, quien un día le hizo notar a su padre un bloque de concreto pintado de color de rosa: era una prisión. De ahí germinó la idea de contar la historia de una madre que da a luz en la cárcel y convive los primeros años con su hijo.

Gusman da vida a una joven universitaria que una mañana se levanta con su novio herido grave y un amigo muerto en su casa. Ella no recuerda nada, pero es acusada de homicidio e ingresa en prisión.

"Es un personaje transformador, intenso, solitario, que descubre a través de la maternidad otra faceta en ella y la convierte en una leona y le hace recuperar el sentido del amor", indicó Gusman.

El título de la quinta película de Trapero juega con el doble sentido de esta palabra en su país: por una parte se refiere a las celdas de tránsito, donde los presos esperan ser llevados a otra parte; y también puede emplearse cuando se habla de una madre acaparadora.

Para Trapero (San Justo, Buenos Aires, 1961), los temas clave de la cinta, maternidad, soledad, amor, el encarcelamiento, sólo pretenden plantear una reflexión. El largometraje "no intenta ser un retrato de las cárceles en Latinoamérica ni en ninguna otra parte, es un punto de partida de debate y las personas que se sientan conmovidas pueden hacer una denuncia en el lugar adecuado, el juzgado".

El autor de Mundo grúa y Familia rodante, quien en 2002 presentó El bonaerense en la prestigiosa sección paralela Una Cierta Mirada de Cannes, es junto con Lucrecia Martel (que el miércoles de la semana que viene presentará La mujer sin cabeza en la competición oficial) uno de los más destacados referentes del nuevo cine argentino surgido a mediados de los 90.

denuncia israelí

Ari Folman fue uno de los muchos soldados israelíes que vigilaban los campos de refugiados palestinos de Sabra y Chatila cuando en 1982 falangistas cristianos mataron a más de 3.000 palestinos. Sus dibujos autobiográficos recomponen una crónica personal de aquel horror, que contó con la cómplice pasividad de los soldados. "Los soldados sólo somos peones", aseguró el director. Waltz with Bashir habla sobre la memoria y el olvido, pesadillas, represión y alucinaciones, pero con la libertad que da el dibujo, hasta cuando se dibuja a sí mismo.

El director conversó con numerosos compañeros de la época. Y, según explicó en la Costa Azul francesa, no quería colocar una cámara y dejar a los entrevistados hablar sobre los sucedido, por ello prefirió trabajar con plena libertad dibujando todos aquellos recuerdos.

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