La bailaora granadina Eva Yerbabuena regresó ayer al Teatro Cervantes para presentar su último espectáculo, Apariencas. Tradición y evolución, un montaje lleno de interrogantes en el que se desnuda de alma y cabello para enseñar una amalgama de inspiración impresionista influenciada por la raíz más ortodoxa y clásica del flamenco. La coreógrafa viajó desde lo complejo y distanciado hasta lo simple y pasional a través de la danza, la música, la voz, la palabra y la luz. "Llega un momento en tu vida en que tienes que quitarte todo lo que te han ido echando encima", dice la creadora para explicar su montaje. Y lo primero que hizo fue, agrega, quitarse "lo más importante para una flamenca, el pelo". De esta forma inicia un camino para llegar a encontrar su propia esencia, para saber qué es realmente lo que le hace sentirse flamenca. Cuatro años atrás, Yerbabuena ya sorprendió al público del Cervantes con Ay.