La Virgen de los Dolores, de la Archicofradía de la Expiración, regresa a Málaga tras más de nueve meses de restauración con un aspecto "muy similar" al que fue concebida en el siglo XVIII. Además de recuperar su policromía más antigua, de tonalidad más clara y limpia a la que había llegado a nuestros días, la imagen fue presentada ayer en sociedad con sus manos originales, que se presentan unidas. No obstante, según fuentes de la propia corporación, la dolorosa lucirá de forma habitual el juego de manos que Antonio Eslava Rubio realizase 1978. Ambos juegos también han sido restaurados con las mismas técnicas por el Instituto Andaluz del Patrimonio.

Esta intervención, que ha supuesto una inversión de 16.000 euros, ha servido para abrir una nueva línea de investigación sobre la autoría de la imagen. Así, según explicó ayer Lorenzo Pérez del Campo, portavoz del equipo de restauración, el círculo se ha cerrado en torno a los talleres malagueños que operaban entre 1688 y 1750. Por tanto, todo parece indicar que la Virgen de los Dolores es fruto de las gubias de la familia Asensio de la Cerda o de Fernando Ortiz. El próximo 3 de marzo se conocerá más información al respecto, en una conferencia que pronunciarán los propios técnicos de la Junta en la casa hermandad de la Expiración.

Para garantizar la buena conservación de esta talla de candelero, los técnicos le han incorporado un pecherín de cuero, que le protegerá cuando sea vestida con su ajuar de culto y procesión. Igualmente, se le ha sustituido su juego de brazos, también de madera, por otro mejor articulado gracias a su sistema de rótulas, que permitirá una mejor movilidad para ser vestida, dado que permite los movimientos en todas las direcciones. Cada juego de manos, tendrá sus brazos propios. Esta actuación "garantiza" la supervivencia de uno de los iconos, tanto devocional como patrimonial, más importantes de Málaga.