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El grafiti se cuela en el Museo Ruso

  • El artista D. Darko juega en un mural con el espacio y la luz del centro de Tabacalarea, en el marco del MaF

Vista desde las escaleras de acceso a las salas expositivas del museo.

Vista desde las escaleras de acceso a las salas expositivas del museo. / .

El artista malagueño D. Darko, en el marco de la programación del Málaga de Festival (MaF), pintó ayer un mural en la Colección del Museo Ruso, para el que jugó con el espacio y la luz de las instalaciones de tabacalera. Con una superficie de unos 30 metros cuadrados, Darko tardó alrededor de 10 horas en completar su obra, para la que usó una gran cantidad de botes de espray, en un trabajo más cercano al grafiti, con el que está muy familiarizado.

El mural, titulado 1er movimiento, se encuentra frente a las escaleras de acceso a las salas expositivas del museo, por lo que Darko ha tenido en cuenta la luz de una ventana y la perspectiva del visitante, que verá la pintura al entrar y al salir de las muestras. Para esta disposición se ha basado en la abstracción geométrica, con puntos y líneas. "Cuando salió la convocatoria fue como: no voy a encontrar otro sitio mejor para hacer un mural", apuntó ayer el artista a los medios de comunicación, ya que antes ya se encontraba haciendo este tipo de obra.

Así pues, la intervención finalizada forma tres esferas, en las que en una usa la línea para dar volumen mientras que en las otras plasma una especie de malla con un toque puntillista. De hecho, por la pared principal Darko explicó que el espectador podrá encontrar puntos de fuga.

El artista no solo ha tenido en cuenta el espacio físico en sí, sino el valor cultural de todo el museo. Por ello, el mural está pintado principalmente en negro, salvo una línea roja que hace un guiño a los vanguardistas rusos de principios de siglo. "La cartelería soviética me interesa mucho", afirmó en este sentido.

Para llevar a cabo esta intervención Darko buscó fotos del espacio y comenzó a trabajar. Al uso del lápiz y el papel le siguió el programa informático Illustrator, con el que comprobó las posibilidades de la zona sobre las imágenes que sacó del museo.

Como sus raíces son el grafiti y para pintar dispuso de diez horas con el museo cerrado la herramienta que usó fue el espray, que es con la que se siente más cómodo. "Esto con acrílico se tardaría un poco más, y con óleo ya ni te digo", resaltó.

"Está bien que en este tipo de espacio cuenten con gente que tiene una trayectoria más de calle", señaló. "Considero y me gustaría que esto siguiera conmigo y con otros artistas, que se siguiera trabajando en diferentes museos", comentó. Además, valoró que le parece "importante" que sea la primera vez que la colección hace una intervención del estilo, "un punto muy a favor, arriesgado pero contundente". Al respecto reflexionó que es "una buena forma de abrir el museo a otros lenguajes y a otras técnicas".

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