Arte

Esta es otra historia

  • La galería Javier Marín exhibe en una colectiva un discurso asequible, eficaz, sin resquicios y bien resuelto · Los artistas se enfrentan a la historia para presentar estrategias que van del apropiacionismo al simulacro

Ésta es otra historia, y ello es de agradecer. Es otra historia porque no es habitual que las galerías de la ciudad de Málaga programen colectivas de sus artistas aglutinados bajo un concepto medular sobre el que han de reflexionar. En este caso la Historia.

La propuesta de Javier Marín (JM) es asequible, eficaz, sin resquicios y bien resuelta. En Rehistory, los artistas se enfrentan a la Historia -y a otras acepciones de la palabra historia- para presentarnos distintas estrategias que van desde el apropiacionismo al simulacro. El conjunto no se ciñe exclusivamente al mero ejercicio artístico o la estetización, sino que ofrece reflexiones más profundas sin renunciar a los lenguajes e intereses que suelen guiar a estos autores.

Las propuestas de Pablo Alonso Herraiz son parte de un proyecto multidisciplinar aún por mostrar en toda su extensión (fotografía, vídeo, escritura…), aunque esté preconizado en el libro El crematorio de Bête Blanche (Diputación de Málaga, 2006). El artista crea un relato de historia-ficción construido sobre argumentos de carácter histórico, con un universo de símbolos de nueva creación y participada por personajes ficticios.

Herraiz aborda cómo se puede reconstruir la Historia desde la actualidad y la ficción. Las obras mostradas no dejan de ser irónicas, como la escultura con piezas de Lego de una bestia blanca, apodo de un supuesto caballero medieval albino (Conde de Muret) que luchó contra los cátaros en el siglo XIII. En los lienzos rescata la pintura románica para representar al personaje perfilado con lentejuelas; su rostro, en un gesto más de ficción, es el de un Pantocrator de cualquier iglesia catalana del Románico.

Irene Adessner, fiel a parte de su trabajo en el que se auto-fotografía haciéndose pasar por personajes y parafraseando obras de la historia de la pintura (en ese trayecto que va desde Duchamp a Morimura) reflexiona sobre la figura de Mozart. La artista austriaca se apropia de una serie de retratos del músico (de 1795 y 1813) que han quedado como imagen de éste, aunque sean atribuciones y retratos póstumos (lo cual no deja de ser paradójico pues muere en 1791). A estas fotografías le acompaña un vídeo a modo de biotopic y making off en el que parece remedar la vida exacerbada y disoluta que Milos Forman plasmó en su Amadeus. En definitiva, cómo se codifican identidades históricas que llegan a nuestros días desde la exageración, la incertidumbre y puede que desde lo inexacto.

Pablo Genovés mantiene algunos de sus rasgos más característicos en la serie Paisajes y rocas (2008), como son la manipulación digital de la fotografía, la construcción de imágenes insólitas e inquietantes, las aproximaciones y divergencias entre fotografía y pintura (manipula estampas antiguas con evidentes valores pictorialistas de palacios, teatros y pinacotecas), así como el empleo del paisaje y elementos de la naturaleza. Al presentarnos manipuladas históricas construcciones anegadas por un mar tempestuoso, u ocultadas por elementos del paisaje, encamina su reflexión a la contraposición de Naturaleza y Cultura, Pasión y Razón y cómo la Historia se construye, y permite ser recordada, en función a los restos arquitectónicos y culturales con los que el Hombre ha ido poblando, como agente de cambio, ese espacio primigenio llamado Naturaleza.

Por último, Tyler condensa un matiz mucho más emocional a pesar de la habitual conceptualización, objetivación y seriación de sus fotografías. Tyler parece enfrentarse al concepto rector de la exposición en dos niveles. El primero sería el de la serie Structural works, en la que, con el claro referente de los Becher, muestra fría y analíticamente una tipología de casa y choza rural que históricamente se da en Escocia.

El segundo nivel lo desarrolla al fotografiar viviendas deshabitadas y en ruina de cuya observación nacen historias subsumidas, poniéndose en marcha la memoria y la evocación de lo pasado y de lo vivencial. Éstas son imágenes con un latente flujo narrativo tras esa documental presentación.

Tyler mantiene la idea tan característica en su trayectoria de la representación de lo humano a través de la arquitectura y las vías de comunicación, sólo que obvia el concepto de no-lugar y de en-construcción de sus carreteras, polígonos industriales y fábricas por otro de paso del tiempo o destrucción.

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