Alejandro Simón Partal. Poeta

"El 'yo es poesía' se ha convertido en una pesadilla"

  • El escritor presenta su último libro, 'Los Himnos Abdominales', este jueves en el Hotel Molina Lario de la mano del Centro Cultural de la Generación del 27.

Alejandro Simón Partal (Estepona, 1983) ha querido ligar la poesía al cuerpo en su última entrega, Los Himnos Abdominales (Renacimiento, 2015). Pese a la solemnidad del título, su tercer poemario abraza la carnalidad cernudiana, las distintas versiones que nuestra cáscara corporal ofrece a lo largo del tiempo. Sin renunciar a lo que ocurre ahí afuera ("Vivo en un país donde no dar/ con la salida se convirtió en profesión/ vocacional")… "Los poetas viven del exterior", afirma de hecho en esta entrevista. Este jueves a las 20:00, Partal leerá sus poemas ante quienes acudan a la velada del Centro Cultural Generación del 27. Será en el Hotel Molina Lario, con la presentación de Antonio Aguilar y Juan Manuel Villalba.

-Abre el poemario con una cita de Schelling: "Una mitología no es posible en singular". ¿Por qué?

-Quiero creer que no. Que lo atemporal, que las batallas más nobles, las batallas que vamos a librar los que tenemos predisposición a lo sagrado, que el bien requiere de un plural. Esta cita me parecía una forma elegante de excusar, y también desaliñar, la palabra himno. Todo eso recoge para mí la palabra mitología en esa cita, y, claro, la usé.

-Hay mucho de "nosotros", también de "tú". El uso de la segunda persona del singular es muy cernudiano. ¿Cuánto de Cernuda hay en su poesía? No he podido evitar pensar en Poemas para un cuerpo… Dada la reiteración de la palabra cuerpo, del tema en sí que recorre el poemario.

-El yo es poesía se ha convertido en una pesadilla. Cuando uno escribe suele dictar el exterior y las lecturas, y Cernuda -como no podía ser de otra manera- está muy presente, especialmente el primer Cernuda, donde el deseo va muy ligado a las fuerzas de la naturaleza. Verdad que la poesía también se escribe con el cuerpo, decía. Si hablamos de muerte, de sexo, de amor, de dolor, hablamos de cuerpo. El cuerpo es lo que nos mantiene de una u otra manera. Es la expectativa. Quién fuera eternamente cuerpo, decía Gonzalo Rojas. El cuerpo nos lleva a lo concreto.

-El uso de los puntos suspensivos después de cada título, ¿responde a la intención de contar una historia, de hilar de alguna manera cada uno de los poemas?

-No. En realidad son poemas sin título. Me parecía que con el título del libro ya había sobredosis de neon. Pero la editorial propuso abrir cada poema con el primer verso para hacer más amable el libro, y me pareció acertado.

-¿Cómo persuadir, en el ambiente irónico del presente, de la necesidad de poesía que todos tenemos? ¿Cómo explicar al público que la poesía, como la verdura, no tiene nada de aburrida?

-Es muy optimista pensar que todos tenemos necesidad de poesía, no me parece que sea así, o al menos no lo noto. A la poesía generalmente se llega por azar, no por persuasión. Por supuesto que la buena poesía no tiene nada de aburrida, es más, no creo que, junto a la canción, haya algo tan concreto y con tanta capacidad para emocionar. Ahora bien, la mala poesía, o lo que yo considero que es mala poesía, y encima recitada, me parece que puede llegar a ser un mecanismo de tortura muy eficaz. No podemos limitar la poesía al poema, igual que no limitamos el lenguaje al vocabulario.

-¿No peca la escena poética, más quizás que otros géneros, de una retroalimentación excesiva? Aquello de que solamente los poetas leen a otros poetas, o van a las lecturas poéticas…?

-Absolutamente, pero en todo caso eso no es solo culpa de los poetas, ya les gustaría copar las listas de libros más vendidos, y dar recitales para mil personas. Los poetas también quieren vivir bien. Leo casi todo lo que se publica en poesía, en las editoriales que yo considero fundamentales (nunca leo autoediciones a no ser que me recomienden con pasión un libro concreto); es lógico que quien escriba, ya sean canciones o poemas o novelas, esté al tanto de lo que se está haciendo en su género, aunque coincido con el consejo de Luis García Montero de leer una novedad cada tres o cuatro clásicos. Son ellos los que al final nos dan la estabilidad.

-Hay un aspecto de las lecturas poéticas que me parece importantísimo y, en mi opinión, se cuida bien poco: la parte performativa. O al menos es lo que me encuentro en no pocas ocasiones en que voy a ver lecturas. ¿Por qué no obligarse, al ser uno poeta, a ser un excelente rapsoda?

-Los que se consideran excelentes rapsodas suelen ser insoportables. Me gusta el poeta que lee buenos poemas, y si es capaz de dotarlo de una carga performativa, mucho mejor. No pido más a una lectura. Estoy cansado de ver a poetas haciendo equilibrios o sacándose un dildo por la nariz para camuflar lo malo que es el texto. Me interesa mucho la parte performativa pero me parece que muchas veces va en detrimento del texto y ahí todo se cae. Hace poco vi unas lecturas muy potentes en el Museo Judío de París, pero normalmente a las que asisto son de gente joven empachada de Marina Abramovic sin serenidad ni madurez, haciendo fritanga de lo hecho y dicho.

-En la infancia... es un poema en el que escribe "es justo imponerse orfandad/ cuando la orfandad es la ciencia exacta/ de la infancia eterna". ¿Observa la infancia como un campo psicoanalítico esclarecedor, o como un fardo?

-La infancia ajena sí me parece un campo esclarecedor de donde uno saca muchas respuestas, de la propia solemos extraer más confusión que otra cosa. Los poetas viven del exterior y en mi exterior la infancia ha estado muy presente y me ha ayudado a ser eco de lo que cuenta. Despertarse para hacer un desayuno o salir pitando cada mañana a la parada del bus ha sido fundamental en este libro.

--Anticipan tus formas… contiene varias definiciones de la palabra deslumbramiento. ¿Es la de "temblor que sucede al desastre/ y que confirma la vida" la más relacionada con el amor?

-También podría ser: luz que impide luz. Cuerpo que impide cuerpo. Rafael Cadenas escribió que la misión del amante es arder fuera del camino. Así sería ese deslumbramiento al que aspiramos.

-A veces introduce su versos en paréntesis: ¿es una especie de anotación en mitad del poema que pretende aclararnos algún concepto?

-Es un recurso que uso mucho, sobre todo en estos poemas largos, intentan ser pausas esclarecedoras, poemas dentro del poema, ideas sobre las ideas, o una manera de mantenerme en orden y subrayar la simpleza de lo que se dice.

-"Los nadadores son los dioses de este siglo" es un verso que me ha hecho pensar en El nadador (1968), la película protagonizada por Burt Lancaster. No sé si conoce esa historia, está basada en un cuento de John Cheever. La figura de Lancaster, en principio, bien puede ser la de un dios en un entorno del sueño americano. No hago spoiler, por si no lo ha visto.

-Si le ha hecho pensar en esa película ya está justificado el poema. Aunque en el poema no está el desasosiego, el fracaso, ni los miedos de la película. Todo lo contrario. Me gusta pensar en el Lancaster joven y acróbata como protagonista del poema porque está más cercano a eso. A la juventud que hace de la piscina un mar inabarcable una noche de verano. Tiene más que ver con la juventud y la piscina, con esos filtros a a todo trapo. Quizá más con Jean Vigo que con Frank Perry.

-Además de su futura novela, ¿se espera un nuevo proyecto de hibridación con la música, o lo dejará para más adelante?

-Seguro que sí, de vez en cuando hay que airearse y salir un poco, aunque no será a corto plazo. Ahora vivo en una ciudad lluviosa del norte de Francia donde doy clases en la universidad, y sin premeditarlo, tengo un libro de poemas bastante avanzado, aunque no hay prisas. No es que escriba mucho, pero desde que se entrega un libro a la editorial y que ésta lo publica pasa bastante tiempo en el que, a veces, se sigue escribiendo. Este libro lo di por terminado a principios del 2014, y desde ese tiempo han pasado muchas cosas.

-Afirma en una entrevista, citando antes a Rilke, que "las musas prefieren el despacho a los atardeceres". Nick Cave tiene su propia oficina de trabajo. ¿Cuenta usted con su propia oficina, o es más bien un bardo itinerante?

-Soy muy de oficina y de sitios fijos. La oficial está en mi casa de Estepona, es allí donde más escribo, es un sitio privilegiado. Cuando estoy en Madrid mi oficina es la Biblioteca Nacional y La Central de Callao, escribí el grueso de mi tesis doctoral en la cafetería de La Central tirando de su catálogo y de su café.

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