Juan Alberto Martínez. Niños Mutantes

"El afán recaudatorio de este país se propone destruir la cultura, no construirla"

  • La banda granadina retoma la gira de presentación de su último disco, 'Náufragos', el próximo sábado en la inauguración de la temporada del Teatro Cánovas, después de un verano especialmente dulce

Nacida a mediados de los 90 dentro de la gran hornada de música independiente que sacudió en aquellos años a la ciudad de Granada, la banda Niños Mutantes se ha consolidado ya como una de las luces más brillantes del rock español. Su gusto preclaro por los detalles en los arreglos y la poética implacable de sus letras continúan ganando seguidores dentro y fuera de España. El próximo sábado día 13, el grupo inaugurará la temporada del Teatro Cánovas de Málaga con un concierto con el que además reanudará la gira de presentación de su octavo álbum de estudio, Náufragos. Una gira que también empezó en Málaga, el pasado mes de marzo, en el Festival Purapasta de la Sala París 15. Responde Juan Alberto Martínez, voz y guitarra.

-¿Se les quedaron muchas cosas en el tintero en el anterior tramo de la gira?

-La verdad es que sí, se nos han quedado bastantes sitios a los que ir y ya toca. Después de los festivales de verano ahora volvemos a las salas, algo que ya nos iba apeteciendo. Por eso nos gusta retomar la gira en un sitio como el Teatro Cánovas. Además, la primera vez que tocamos las canciones de Náufragos en directo fue en Málaga.

-¿Qué sensaciones mantienen de lo que llevan de gira y que esperan de los próximos conciertos?

-Continuaremos con la gira hasta fin de año. Después de enero, con toda seguridad, el cuerpo nos pedirá canciones nuevas y nos pondremos a ello. Para entonces habremos dado más de cuarenta conciertos dentro de la misma gira, lo que supone un saldo importante tal y como están las cosas. En cuanto a lo que llevamos de gira hasta ahora, el balance no puede ser más positivo. Nuestro anterior disco, Las noches de insomnio, fue un trabajo muy especial para nosotros porque nos permitió llegar a mucha gente que hasta entonces no nos había escuchado. Todo eso se ha consolidado con Náufragos. Este mismo verano hemos comprobado que ya salimos anunciados en lo más alto de carteles de festivales donde hace pocos años nos ponían por abajo. Dentro de una carrera pensada a largo plazo como la nuestra, es muy de agradecer.

-¿En qué medida creen que la subida del IVA en las entradas para conciertos del 8% al 21% puede perjudicar esta línea ascendente?

-La subida del IVA es una puñalada trapera. El afán recaudatorio de este país no va dirigido a construir la cultura, sino a destruirla, directamente. Igual que la educación. El sector cultural parecía estar escapando de los estragos de la crisis y eso no podían permitirlo. Lo que ocurra en el futuro con la educación y la cultura no parece importarles. Así nos luce el pelo.

-La música independiente parecía haber resistido mejor la debacle de la industria discográfica gracias a los ingresos de los conciertos. ¿Tienen ahora un plan B?

-En este negocio los conciertos son la primera fuente de ingresos, por no decirte la única, pero no sólo de los músicos, también de técnicos, promotores y muchas pequeñas empresas que se dedican a esto. Hablamos de muchas familias que dependen de que el sector siga a flote, y desde luego no están dando facilidades. El hundimiento de las discográficas no nos afectó a los músicos, sino a las discográficas. Pero les estaba bien empleado. Ellos se lo buscaron.

-Volviendo a su trabajo, Náufragos ha sido promocionado como su disco más optimista y alegre. Pero, ¿no se trata más bien de un juego, de una ironía, empezando por el título del álbum?

-Quizá no hemos sabido expresar bien lo que queríamos decir. Musicalmente, Náufragos es nuestro disco más pop, pero las letras siguen siendo amargas y duras, cuentan las cosas como son. En esta ocasión queríamos hacer una música que no reforzara aún más los tintes dramáticos. De todas formas, sí hay algunos mensajes positivos, como el de la canción que da título al álbum. Esta misma semana saldrá el videoclip y creo que entonces quedará más claro.

-Los arreglos también se han reforzado con los sintetizadores y la incorporación de instrumentos como el ukelele. ¿Se trata de un guiño con vistas al futuro?

-Durante más de una década hemos trabajado con la formación clásica de guitarra, bajo y batería. Eso ya sabemos hacerlo, así que no queremos caer en la rutina. El desafío para nosotros consiste ahora en incorporar nuevos sonidos como el ukelele. Con sintetizadores ya habíamos trabajado, pero ahora lo hacemos de manera más evidente. Y también hemos reforzado las percusiones. Esto nos planteaba al principio algunos problemas para el directo, pero lo resolvimos poniéndole a Miguel [Haro], el bajista, una pandereta en el pie.

-¿Qué pasó en los 90 para que todo el mundo quisiera montar un grupo?

-A comienzos de los 90, la explosión alternativa y grunge nos cautivó a muchos. Los que entonces teníamos 18 años tuvimos la suerte de encontrar grupos de una personalidad arrolladora, con unos planteamientos muy claros de alejamiento de la música comercial. Quizá hoy, a nivel internacional, no haya muchos grupos capaces de despertar tanta vocación. Aunque, eso sí, en la escena nacional las mejores bandas comenzaron a partir del final de la década.

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