La exposición de Daniel Quintero (Málaga, 1949) inaugurada ayer en el Palacio Episcopal constituye la materialización de un sueño. Después de haber paseado su obra por medio mundo y formar parte de colecciones desde Estados Unidos hasta Japón, el pintor nunca había protagonizado una muestra en la ciudad natal que abandonó con diez años. El regreso a las raíces ha sido finalmente posible gracias a esta retrospectiva, organizada por la Fundación Unicaja y la Consejería de Cultura de la Junta de Andalucía y comisariada por José Manuel Cabra de Luna, que podrá verse en el Episcopal hasta el 24 de febrero: una oportunidad idónea para descubrir de primera mano a uno de los retratistas fundamentales del arte español contemporáneo.
Las 75 piezas que forman parte de la muestra, realizadas durante más de 40 años de creación, se exponen distribuidas respecto a los géneros: paisajes y bodegones, y especialmente retratos ocupan con generosidad el inmueble. Los lienzos que hicieron inmortales a los reyes Don Juan Carlos y Doña Sofía, Adolfo Suárez, Leopoldo Calvo Sotelo, Severo Ochoa, Pedro Solbes, Juan Alberto Belloch, Fernando Lázaro Carreter, Jesús del Pozo y Pedro Almodóvar (en su famosa imagen de torero con puro y peineta) se reúnen en una muestra que da cuenta de las influencias del artista, "al fin y al cabo todas, desde Klimt hasta Goya, quien como yo, y salvando las distancias, hizo retratos hasta que murió".
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