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El sonido venerable

  • 'Herrera en COPE' celebra el Día de la Radio con el gran trío histórico del medio

Del Olmo, Herrera, García y Gabilondo saludan a las cámaras al término de la tertulia en 'Herrera en COPE'.

Del Olmo, Herrera, García y Gabilondo saludan a las cámaras al término de la tertulia en 'Herrera en COPE'. / cope

"La radio se engarza a la sociedad como un guante", definió Iñaki Gabilondo sobre el papel del medio más caliente por excelencia en un foro de consagrados. Carlos Herrera reunió ayer en su matinal, Herrera en COPE, un trío de voces ilustres y venerables, el más estelar de la radio de estrellas, Gabilondo, Luis del Olmo y José María García, éste sin perder ni un ápice de la impertinencia de la que siempre ha hecho gala y este lunes, pese a que estaba advertido por su propia familia, no contuvo.

Fue una hora larga deliciosa. Sí, durante más de una hora sin interrupción porque, como en un guiño al estilo de los locutores mastodónticos, la tertulia se excedió de tiempo y relegó al boletín a más allá de las diez y diez. "La diez y Herrero", como decía Herrera cuando tenía que empezar su programa más tarde por extenderse su antecesor en la parrilla. "Antonio Herrero murió demasiado joven", recordaba García, su gran mentor en Antena 3 Radio. El programa con motivo del Día de la Radio se emitía desde el estudio Antonio Herrero en Madrid, en la sede de COPE en la calle Alfonso XI. "Yo creía que Carlos iba a hacer el programa en Sevilla. Les iba a decir a estos que cada uno nos quedáramos en casa", sacudió con cierta saña Supergarcía. Al ver a Herrera en Madrid entendió que "había entrado en la sensatez". Ante un anfitrión que en este caso estaba encantado con todo lo que evocaran sus maestros, el almeriense también tuvo que encajar otra puya suplementaria del polemista deportivo. "Conozco a dos genios que a su vez son dos vagos, Luis Herrero y Carlos Herrera". Teniendo amigos como José María García no haría falta tener oposición.

Del Olmo se sentía emocionado en la sede madrileña de COPE, estudios que no pisaba desde hacía 25 años aunque el leonés erróneamente se remontaba a 35. Los contertulios recordaban su hegemonía en la frontera de los 70 y 80 con su Protagonistas, que reinaba entonces en las mañanas de RNE. La SER empezó a reaccionar, desmantelando sus parrillas locales, cuando Gabilondo, tras su complicado período por TVE, volvió a la que fue su casa para alimentar la mañana informativa y donde había coincidido con García en sus gloriosos tiempos de Hora 25. Era inevitable la alusión y homenaje a un nombre fundamental en la renovación del transistor como Manuel Martín Ferrand.

"Si no compraste a ningún árbitro, no fuiste un buen presidente", seguía tirando con bala el que fue la estrella nocturna cuando Del Olmo hablaba de sus anécdotas como directivo del equipo de fútbol Roda de Bará. En aquellos años, mediante su influencia radiofónica, los equipos punteros se desplazaban a la localidad tarraconense para jugar en su campo de albero.

Los tres veteranos y su anfitrión construyeron "la radio más creíble de Europa", como fue considerado el medio español, y pese a las críticas de los de siempre. "Los que mandan ahora no tienen ni idea", concluyó de nuevo García sobre otro pensamiento de Gabilondo: "el mayor enemigo de la libertad de expresión es el paro", y por ende la precariedad económica de las empresas de comunicación. Los participantes coincidieron en que la parrilla actual de las emisoras sigue aquellos formatos que se levantaron en los años 80, pero con el estilo de estos tiempos. "Pero ya no se hace la radio de investigación y de denuncia que yo hacía..." ¿Adivinan quién dijo esta frase? Exacto.

Del Olmo reivindicó a sus antecesores, a Bobby Deglané como impulsor de la radio-espectáculo y a José Luis Pécker, maestro de una radio que rozaba el formato informativo, cuando las emisoras privadas no podían informar, monopolio que tenía Radio Nacional.

A Herrera y a sus tres mosqueteros les llegó una última alusión algo envenenada. Les decían que no debían renegar de un medio que les habría permitido ligar mucho. Quedó entre ellos el consenso de que, debido al tiempo que les absorbía el micrófono, habían sido cuatro monjes. Cuatro popes, cuatro voces venerables capaces de aunar feligresías enormes. Lo de ayer fue el mejor ejemplo.

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