Unicaja

Lleno y con historia

  • El Audi Dome, sede del Bayern, se llenará el martes

  • Fue escenario de uno de los partidos más señalados de la historia, la final de los Juegos Olímpicos de Múnich'72

Vista del Audi Dome durante un partido del Bayern.

Vista del Audi Dome durante un partido del Bayern. / @fcbayern

El Unicaja visitará el martes el Audi Dome, en el que ya ha jugado un par de veces antes, en Euroliga y este año en la primera fase de la Eurocup. El pujante baloncesto alemán celebró la irrupción del Bayern Múnich en el mundo de la canasta al mayor nivel. La marca Bayern es la más potente en términos de clubes del país germano y todo el mundo se beneficia.

El Audi Dome, nobleza del patrocinio, tiene una capacidad de 6.700 espectadores. No se ha llenado durante la temporada regular de la Eurocup, no ha llegado a los 6.000 espectadores de media. Pero para el martes desde Múnich se anuncia que estará repleto para apoyar al equipo. Suelen acudir futbolistas del Bayern. Era frecuente ver a Pep Guardiola en su etapa en el club bávaro y esta temporada se pudo ver en el partido de la primera fase a Lewandowski, Thiago y Javi Martínez a pie de pista. El Bayern se intenta involucrar en la sociedad en su sección de básket y desde 2011 juega en este pabellón, que tiene mucha historia.

Además de albergar un Festival de Eurovisión, ser escenario de una final de la antigua Copa de Europa entre el Madrid y el Mobilgirgi Varese, acoger conciertos de Queen y Bruce Springsteen y haber sido escenario del rodaje de la futurista Rollerball, el escenario donde jugó el Unicaja acogió uno de los partidos más famosos de la historia del baloncesto. Fue la final de los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, que midió a la URSS y Estados Unidos y que acabó con el triunfo soviético (51-50), cortando una racha de siete oros y ninguna derrota olímpica del equipo americano.

Aquel partido tuvo una historia tremenda. En un contexto de Guerra Fría y con la amenaza de una Guerra Mundial latente, aquello se convirtió en una cuestión de honor. Dos tiros libres anotados de Doug Collins, que después fuera entrenador de los Bulls de Jordan, pusieron en ventaja al equipo americano a tres segundos del final después de que los soviéticos hubieran dominado gran parte del encuentro. Y después vino el lío. Por dos veces sacó de fondo la URSS sin que se diera validez. La primera, su entrenador había pedido tiempo muerto. La segunda vez hubo un rror de la mesa porque nada más recibir el jugador soviético sonó la bocina, mal activada. El alborozo americano dio paso a la indignación. Se debieron repetir los tres segundos. Y llegó la jugada de todos los tiempos. Ivan Edshenko dio un pase de canasta a canasta que llegó a las manos de Alexander Belov, que recibió de manera inverosímil entre dos jugadores americanos y que, tras fintar, anotó solo bajo el aro americano.

La URSS celebraba un triunfo con enorme carga simbólico y las dos repeticiones provocaron un enfado de los deportistas estadounidenses, que decidieron no aparecer en la entrega de medallas.Es más, nunca han recogido las medallas, que permanecen en una caja fuerte en Lausana (Suiza), sede del Comité Olímpico Internacional. Tras el encuentro se hizo una comisión formada por cinco miembros que votaron para dar validez o no a la victoria de la URSS. Ganó el sí por tres votos (Cuba, Polonia y Hungría) a dos (Italia y Puerto Rico), con muchas influencias políticas. "He puesto en mi testamento que mi esposa y mis hijos no puedan nunca recibir la medalla de los Juegos Olímpicos de 1972", declaró años después Ken Davies, capitán de aquel equipo.

En ese escenario jugará el Unicaja este martes. Si hay que inspirarse para conseguir una hazaña, está bien mirarse en el espejo soviético. Eso sí, seguro que si hay polémica arbitral las consecuencias no serán tan duraderas.

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