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Nedovic tiene la moneda

  • El serbio ha asumido la responsabilidad en los últimos finales apretados

  • Pidió disculpas por sus errores ante el Baskonia

Nemanja Nedovic celebra una canasta durante el partido ante el Baskonia.

Nemanja Nedovic celebra una canasta durante el partido ante el Baskonia. / mariano pozo / acb photo

La derrota ante el Baskonia dejó mal cuerpo en el vestuario del Unicaja. La percepción que hubo desde fuera era que se había dejado vivo al equipo vasco. Y los jugadores, desde el parqué o el banquillo, fueron conscientes de que había ocurrido exactamente eso, que no se había rematado un partido que se había puesto de cara.

El final del partido ahondó en la sensación de que se depende de Nemanja Nedovic. Ciertamente, es normal darle el balón a la figura del equipo y el jugador más capacitado para desequilibrar en un momento de máxima igualdad. Y ha sido un guion que se ha repetido en tres de los últimos cuatro partidos que ha jugado el serbio, en los que ha habido cierta igualdad en el último cuarto. Cierto es que quizá no se crearon las mejores condiciones para un tiro bueno. Si ante el Bamberg Nedovic se fue para adentro buscando el aro y la falta, ante el Baskonia optó por intentar ejecutar desde lejos.

Sucedió con el Bamberg y salió cruz. Antes el Efes, cara. Y ante el Baskonia, cruz. En los cuatro últimos partidos (se ausentó en Valencia por molestias físicas), Nedovic ha sido el máximo anotador del equipo (26 puntos ante el Bamberg, 18 ante el Estudiantes, 13 ante el Efes, como Shermadini y McCallum, y 12 al Baskonia). Contra el Movistar el partido estaba resuelto, pero en los otros tres se jugaron las habichuelas en los 10 minutos finales. Y ahí estuvo Nedovic para asumir la responsabilidad.

Si de algo no se puede acusar a Nedovic es de esconderse. Sabe que su rol en el equipo, por jerarquía, sueldo y calidad, es el de jugarse las bolas calientes. Pero sí tiene que mejorar la toma de decisiones. Él mismo se mostraba decepcionado tras el partido ante el Baskonia por las redes sociales. "Lo siento, estaré mejor", fue su escueto mensaje, acompañado de un icono de disculpas tras su 3/17 en tiros de campo. Nedovic sabe que está en un año determinante en su carrera, en el que debe dar el salto. Y ese margen de mejora es, esencialmente la constancia en la excelencia o en sus cercanías. Porque sus picos de rendimiento tienen poco parangón en la Liga Endesa, incluso en la Euroliga.

"Es el mejor asistente de la liga que no es base. Es una persona capaz de asistir muy bien y en su haber está la capacidad de discriminar entre triples y penetración. Pero no existe la Nedodependencia. Es una persona lista y hábil; sabe interpretar los partidos. También que se va a casa con ese porcentaje", decía Plaza tras el partido ante el Baskonia para referirse a la posibilidad de que existiera dependencia.

El visionado de los tiempos muertos a veces ayuda a entender mejor lo que sucede. En el partido ante el Baskonia, según se podía contemplar en la retransmisión de Movistar, Joan Plaza diseñó una jugada para intentar que el balón llegara a James Augustine y jugara contra Voigtmann. Tras plantear la jugada, el americano no parecía tenerlo muy claro y dialogó con Nedovic, que asumió la responsabilidad. Se le hizo falta y ahí cambió Plaza el quinteto, apostó por Suárez y Brooks para ganar un jugador con rango de tiro más lejano. Pero no se pudo generar ninguna situación favorable para que Nedovic lanzara mejor que desde más de nueve metros.

Insistió Plaza en la capacidad de pase de Nedovic. Es el quinto mejor de la ACB, con 4.7 asistencias por encuentro. Repartió ocho ante el Efes. Es el 12º que más pases dio en la historia del club, está a 50 de entrar en el Top 10 histórico. En promedio está el noveno, con 2.9. Le superan Omar Cook (5.7), Fede Ramiro (4.7), Jayson Granger (4.4), Nacho Rodríguez (3.6), Pepe Sánchez (3.5), Marcus Williams (3.3), Stefan Markovic (3.2) y Terrell McIntyre (3.2). Todos bases, de mayor o menor rendimiento en Málaga pero de alta reputación. De alguna manera, Plaza decía que se puede decidir un partido con una canasta, pero también con un pase determinante que habilite a otro compañero para aprovechar el sobremarcaje que recibirá el jugador serbio. La moneda la tiene él, le toca administrarla para que salga cara.

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