En clave Unicaja, hay una curiosa anécdota con Sasha Djordjevic. En la temporada 2005/06, en un viaje cajista a Belgrado para jugar en la Sala Pionir ante el Partizan en la Euroliga, se perdió todo el equipaje y no llegaba para la hora del partido. Fue un viaje accidentado, el aeropuerto Nikola Tesla de la capital serbia estaba cerrado el día antes del partido por mal tiempo y la expedición del Unicaja debió volar de Milán, donde hacía escala, a dormir a Roma, donde a la mañana siguiente había una mejor combinación.

Al aterrizar en Belgrado no había equipaje y el equipo se entrenó por la mañana con el chándal con el que viajó. Cuando la posibilidad de tener que jugar con la camiseta negra del Partizan tomaba cuerpo, Sergio Scariolo contactó en el mediodía del partido con Djordjevic, que era representante de la versión serbia de Nike en el país. Ambos tenían estrecha relación por sus cinco años como entrenador-jugador en Bolonia y Madrid.

En tiempo récord, se consiguió mandar por correo electrónico el logotipo del club y el entonces recién retirado jugador gestionó una equipación que sustituyó a la Hummel que se vestía en aquella temporada. Y que dio bastante bien el pego. Además, consiguió zapatillas para varios jugadores cuyas maletas tampoco habían aparecido. Fue curioso ver cómo algunos se tapaban el logotipo porque no era de la marca con la que ellos tenían contrato. Djordjevic permitió, 12 años atrás, que el Unicaja vistiera con sus colores en un duelo ante el Partizan.