Unicaja

El fuego de 'El Dragon' de Lola Índigo enciende la Copa del Rey de baloncesto

Lola Índigo en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena

Lola Índigo en el Palacio de Deportes José María Martín Carpena

Lola Índigo dejó su marca imborrable en el escenario del Palacio de Deportes José María Martín Carpena con un espectáculo que encendió la noche desde el primer momento. Con el marcador a cero y el público expectante, la energía de la artista inundó el recinto con un fuego arrollador, desatando el frenesí con un triple, ejecutado dentro del cascarón de un huevo de dragón. La atmósfera estaba cargada de nervios mientras el nombre de la cantante resonaba en coro entre los asistentes.

Este concierto, marcado como el último de su gira El Dragón, no solo fue un evento musical, sino que también simbolizó la apertura de la Copa del Rey de Baloncesto, otorgando un significado aún más especial a la noche. La combinación de la música, el baile y el ambiente festivo en el recinto creó una experiencia única que quedará grabada en la memoria de todos los presentes.

Lola Índigo en su concierto Lola Índigo en su concierto

Lola Índigo en su concierto / Gema Rubio Galo (Málaga)

Con la capacidad de devorar el escenario como un animal, Índigo deslumbró al público con un traje plateado futurista que resaltaba su presencia en el escenario. El resplandor de su vestimenta competía con su propio talento para el baile y la música, creando un espectáculo visualmente impactante. El público se encontraba atónito, sin saber a dónde dirigir su mirada ante tanto movimiento y energía desbordante. La habilidad de la granaína para atraer la atención de la audiencia era innegable, manteniendo a todos los presentes cautivados y deseosos de estar en sintonía con cada paso y cada movimiento de la artista.

Entre tantos hits de la artista, decidió hacer un parón para permitir que tanto ella como el público recuperaran el aliento. Optó por un cambio de ritmo, bajando las pulsaciones con unas gafas de sol y un mantón con flecos negros, pero este momento de calma fue breve y estratégico. Enseguida, trajo a Salma de Málaga, una estrella emergente de la actual edición de Operación Triunfo, para compartir el escenario y presentar su nuevo álbum GRX, provocando un nuevo estallido de emoción entre los asistentes.

Lola Índigo y Salma en el concierto Lola Índigo y Salma en el concierto

Lola Índigo y Salma en el concierto / Gema Rubio Galo (Málaga)

La historia de cómo se conocieron añadió una dimensión íntima al espectáculo, generando una conexión especial entre Lola, Salma y el público. Mientras la artista novel tocaba la guitarra y entonaba Cuando zarpa el amor, la atmósfera se impregnaba de una complicidad palpable y una admiración mutua entre las dos artistas. 

El ambiente de repente se tornó con la frescura de un tablao flamenco. La artista y Salma arrancaron con lo más nuevo de GRX, interpretando De plastilina y llevando al público de vuelta a la efervescencia inicial del concierto. El twerk al compás de la guitarra demostró que solo Índigo podía llevarlo a cabo con tanta maestría, mientras interactuaba con el público al término de cada canción de su nuevo álbum.

Tras un breve descanso para los bailarines y un cambio de vestuario, la cantante pasó del plateado al negro para continuar el espectáculo. Con su último tema con Saiko, logró que todo el estadio se entregara al ritmo de la bachata, creando un ambiente cálido y pegajoso con la coreografía.

La granaína deleitó a todo el público cantando el nuevo disco entero, lo que resultó ser toda una sorpresa para los asistentes, quienes dudaban si iba a interpretar esas canciones. Desde el principio hasta el final, Lola transportó al palacio de deportes a Granada con sus colaboraciones estrella, inundando el espacio con la esencia y el ritmo de su ciudad natal.

Después de dos horas de concierto, el final de la noche lo marcó su gran éxito por el que saltó a la fama, Ya no quiero ná. Anticipando el momento con un grito de "¡que se caiga Málaga!", Índigo hizo resonar la primera nota de la canción, y en ese instante, el pabellón estaba vibrante, con un público más en el aire que en el propio suelo. El tema emblemático de la artista desató una euforia colectiva, con todos coreando cada palabra y entregándose por completo al ritmo contagioso.

En sus palabras finales, la artista expresó su gratitud a Málaga y a la ACB por el regalo inesperado que significó el concierto. Con emoción, la artista se despidió, pero no sin antes anunciar nuevos conciertos para mayo y adelantar su participación en el Weekend Beach Festival de Torre del Mar para este verano. Como gesto final, lanzó un balón de baloncesto al público en honor a la apertura de la Copa del Rey, simbolizando la unión entre la música y el deporte.

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