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El último estirón

  • El Unicaja busca certificar el visado copero en un Carpena de resaca por el éxtasis del viernes

  • El rival, Gran Canaria, llega con bajas de consideración

Waczynski, Soluade, Shermadini, Díaz, Salin, Brooks y Okouo.

Waczynski, Soluade, Shermadini, Díaz, Salin, Brooks y Okouo. / javier albiñana

Si toca precisar qué techo se le adivina al quinto proyecto de Plaza en Málaga debe ser algo parecido a lo mostrado en el parqué del Carpena el viernes. Sensorialmente, se rozó. Deportivamente, el nivel alcanzó un listón que invita a pensar en algo más. Cabe recordar que humanizó el Unicaja a un equipo que buscaba encadenar su decimocuarto triunfo. No obstante, lo complejo ya es solo acercarse a ello con cierta regularidad. De hecho, se comprobó días atrás, con la cara B del Mediolanum milanés.

Como decía el capitán Carlos Suárez ayer por redes sociales, seguramente el rendimiento real sea el terreno intermedio entre la cara A y la B. La madurez adquirida se basa en mostrar con continuidad esa versión intermedia, que debe valorarse porque es competitiva y basta para superar muchos escollos.

Como el de hoy, donde es perentorio pegar el último estirón. Habrá que combatir el cansancio -es el tercer encuentro en cinco días-, la euforia y al rival. Todo para echarse al bolsillo el visado copero, con la que se obtendría un notable en una semana de suma dificultad. El triunfo permite no sacar la calculadora, aunque en caso de derrota parece inverosímil que el Unicaja no viaje a Las Palmas. Debería el UCAM Murcia vencer en Badalona y recortar un average de 82 puntos. ¿El camino más corto? Que los cajistas pierdan de 42 y los murcianos venzan por 41. Pues eso, altamente improbable siendo generosos. Aunque eso se tornase en realidad, una derrota de Baskonia o Tenerife también daría el pase.

Recupera Joan Plaza a Dani Díez, ausente ante el Real Madrid por unos problemas en la rodilla. Queda fuera de los 12 Morayo Soluade, que insufló oxígeno en un momento trascendente de la campaña. El técnico lo alabó en rueda de prensa y le seguirá dando cuerda si el inglés continúa en esta onda.

Si el club de Los Guindos enlaza tres alegrías seguidas buena culpa tiene Giorgi Shermadini, con un claro repunte en el último par de meses. Promedia en los encuentros venideros 15,3 puntos, 6,3 rebotes y 22,3 créditos de valoración; números semejantes con los que encandiló a media Europa más allá del Pirineo. También debe refrendar sensaciones McCallum, que dinamitó ante Doncic y Campazzo. Guarda grato recuerdo el americano del Gran Canaria, al que le endosó 29 puntos en pretemporada en Granada. De momento, su tope como verde. Entonces aprovechó su superioridad física ante sus pares, Oliver y Mekel, que también le hicieron daño a él. Debe reducir el base esa tara de la discontinuidad al mínimo, como subrayó Plaza públicamente.

Llega a Málaga el Gran Canaria, uno de los contrincantes más accesibles que se recuerda, en el buen sentido de la palabra. Para ser un conjunto de probada fiabilidad su balance en el Carpena es pírrico. Sus últimas 8 visitas acabaron en tropiezos, siendo su récord histórico de 24-4 favorable a los malagueños. Para más inri, no están rindiendo acorde los de Casimiro a domicilio, ganando únicamente en Zaragoza y en el Palau. Se suma a los réditos de los cajistas en ACB como local, donde solo el Baskonia escapó con vida.

Al técnico manchego se le acumulan los jugadores maltrechos en la enfermería. No estarán esta tarde Albert Oliver, Oriol Paulí y Eulis Báez. Tres bajas de consideración que se unen a los problemas físicos de DJ Seeley. Deberán asumir cuota de responsabilidad el resto. Ahí aparece Pablo Aguilar, que cumple su partido 300 en la Liga Endesa. Curiosidades del destino, la efeméride se celebra contra el equipo el que debutó -Unicaja- y con el técnico que lo soltó al ruedo en la banda contraria -Joan Plaza en su etapa en el Real Madrid-. Y con familiares en la grada dada la cercanía de su ciudad, Granada.

La atmósfera perderá decibelios y esa es otra asignatura pendiente. Porque el Unicaja hoy se juega la Copa del Rey, allanar el camino a largo plazo y refrendar las sobresalientes sensaciones que ahora se respiran. No estará en frente el mejor Gran Canaria, aunque siempre es un rival correoso. Queda el último estirón, que encima tiene premio.

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