El manto de María Santísima Reina de los Cielos se alejaba por la doble curva de calle Granada cuando un padre contaba a su hijo, curioso ante la escena, por qué el Domingo de Pascua es tan diferente en Málaga. El pequeño no comprendía que la procesión del Resucitado llevase tantos nazarenos diferentes y su progenitor tuvo la difícil misión de explicarle cuanto había acontecido desde que el cortejo partiese de San Julián.

A las 10:00 salía desde el interior del templo agrupacionista la cruz guía de una procesión que, desde 2016, cuenta con las manos de Humildad y Paciencia y Monte Calvario como abanderadas de la comisión pertinente. La banda de cornetas y tambores abrió el cortejo seguida por las representaciones de hermandades de Domingo de Ramos a Martes Santo.

El Santísimo Cristo Resucitado salió sin dificultad del estrecho dintel en un trono adornado con rosas crema y lirios blancos, en tonos similares a los nuevos equipos de nazareno de la Agrupación, renovados este año con el fin de fomentar la presencia de penitentes propios. Las andas, deslucidas por el tiempo, culminaron ayer su función a la espera del nuevo catafalco que la institución prepara para la próxima Semana Santa.

Minutos más tarde, con el trono a ras de suelo, salió la Virgen Reina de los Cielos con un abundante exorno floral en tonos rosa, tanto en las ánforas como en las esquinas del trono. Si otro reto patrimonial del Domingo de Resurrección debe afrontar la Agrupación de Cofradías en los próximos años es en la restauración de todo el conjunto.

El cortejo procesionó por zonas más recogidas y favorecedoras para su cortejo como calle Nueva, donde la banda de música de La Paz interpretó Flor del Calvario tras la Virgen gloriosa. Numerosos eran los turistas que descubrían a las imágenes en su visita a la ciudad. A su llegada al recorrido oficial, donde entró el cortejo en tiempo, el Resucitado contó con los sones de la banda de El Carmen con una Alameda llena de público no abonado que, conocedor de las ausencias de muchos "dueños" de sillas, optan por sentarse tranquilamente.

En la tribuna principal, mientras, se dieron cita seis de los siete presidentes eméritos de la Agrupación de Cofradías, faltando sólo y por larga enfermedad Francisco Hermoso. A ellos se sumaron el alcalde de la ciudad, Francisco de la Torre; el Obispo Jesús Catalá, el cardenal Fernando Sebastián, los concejales Teresa Porras y Francisco Pomares y el hermano mayor de los Santos Patronos, Antonio Domínguez.

Finalizado el recorrido oficial, donde el trono del Resucitado aceleró el paso para avanzar por el cansancio de los portadores, el padre dedicaba sus últimas palabras a su hijo en la doble curva diciendo: "espero que la próxima vez vengamos con más gente a verlo, con lo importante que es la Resurrección", como lema compartido entre muchos cristianos. La procesión llegó a San Julián culminando, con el cierre de las puertas del templo, la Semana Santa de Málaga.