La música es celebración, es fiesta, es diversión. Es un regalo que nos hace sentir cosas únicas. Que une a las personas y que les transporta a mundos mejores sin necesidad de viajar. La música es capaz de muchas cosas. Como convertir un solar de tierra en la mejor noche del verano. Precisamente lo que lleva ocurriendo en el festival Weekend Beach, en Torre del Mar, desde que comenzase el pasado miércoles.

La cita ha confirmado en su cuarta edición lo que ya sabíamos: que el éxito está casi asegurado si las cosas se hacen bien (las nubes del jueves venían cargadas de ese casi, pero afortunadamente se lo llevaron a otra parte).

El Weekend Beach no es sólo uno de los carteles más eclécticos e interesantes del intenso verano festivalero nacional (con especial atención a la electrónica), sino que también sabe cuidar al verdadero protagonista: el público. Se hace hasta extraño pasear cómodamente por el enorme recinto, no ver largas colas ante los baños y apenas esperar para rellenar los vasos reutilizables ante las barras. Y eso que la asistencia supera las 33.000 personas.

Así es mucho más fácil disfrutar de quienes se suben a los tres escenarios del festival, que en su tres primeros días han dejado un sinfín de momentos para el recuerdo. Los taconeos de Nita, la fiesta de Estricnina, la locura de León Benavente, la clase de Nada Surf, la energía de Residente. Los británicos The Prodigy, el alemán Chris Liebing, los franceses Dub Inc o los brasileños de Sepultura han triunfado en estos días como parte de la cuota internacional de una programación completada con lo más variado del panorama nacional: de Lori Meyers a Boikot, de La Pegatina a Iván Ferreiro.

Y aún queda una recta final donde destacan especialmente Los Fabulosos Cadillacs, banda argentina que viene del festival Cruilla en Barcelona e irá pronto al Río Babel en Madrid como única actuaciones en el país. Chambao, La Habitación Roja, Estopa o Rosendo auguran esta noche un fin de fiesta excelente para la cuarta edición del Weekend Beach. Prepárense para gozar. La música les espera.