El centro histórico de Málaga cuenta con la virtud de, en menos de 20 minutos, ser visitable en su contorno amurallado. Su interior vive inmerso en un sinfín de historias diferentes que se entrelazan y unen en cuestión de metros. Cada domingo es una sorpresa y, en apenas un vistazo, cada rincón cuenta algo de la realidad poliédrica de la misma. Entre músicos de la Banda Municipal, corredores, turistas y estructuras de luces navideñas y carnavaleras amaneció la ciudad con el Rosario que la Agrupación de Hermandades de Gloria realiza cada año y que, en esta ocasión, presidió la Virgen de Fátima en el centenario de la aparición a los pastores en Cova de Iría.

La imagen que trajese a la ciudad el cardenal Herrera Oria en los años cincuenta amaneció en el interior de la parroquia de los Santos Mártires, desde donde partió el cortejo hacia la Catedral tras el rezo de Laudes. La Virgen de Fátima quedó dispuesta en su trono procesional y a su vez sobre las andas de traslado de la archicofradía de Expiración, de forma que se pudiese completar la escena con los tres pastores que presenciaron el milagro: Lucía, Francisco y Jacinta. Desde allí partió el cortejo hasta el primer templo de la ciudad.

Minutos antes de las 10:00 llegó el trono a la Santa Iglesia Catedral, donde el delegado diocesano de Hermandades y Cofradías, Antonio Coronado, ofició la eucaristía con la Virgen de Fátima bajo bóvedas renacentistas. Los cofrades de Gloria y devotos en general acusaron la ausencia del obispo Jesús Catalá en una de las jornadas más importantes para este colectivo que, lejos de ser secundario, debe tener la misma atención apostólica. Con la misa finalizada, el cortejo se dispuso a salir con el acompañamiento de todas las corporaciones agrupadas en la institución dirigida por Juan Antonio Nieto, quien presidió el último Rosario antes de finalizar su mandato.

La banda de música de Expiración puso los sones al trono compuesto exclusivamente por portadoras mientras las instancias políticas se agolpaban para tocar la campana del trono y subir la foto en sus redes sociales. La Agrupación de Glorias optó por recorrer calle Cañón y Postigo de los Abades, donde bajo la torre inacabada el cortejo se detuvo al son de unas malagueñas cantadas a coro. Malagueños en zapatillas de deporte y turistas cargados de maletas en busca de apartamentos turísticos se mezclaron con la estructura dorada que durante meses cambiará calle Larios mientras el cortejo avanzaba por la principal calle, incapaz de detener su vida por un minuto. El cortejo alcanzó de nuevo la parroquia de los Santos Mártires avanzado el mediodía con el objetivo de seguir consolidando conceptos y fidelizando la fecha.