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'Redadas' en el ruedo para estudiantes

  • La Policía Nacional celebró ayer su VII Encuentro de Escolares en la plaza de toros de La Malagueta

El albero de la plaza de toros parecía ayer el escenario de grabación de una película de ciencia ficción. Los capotes se tornaron en disparos; las faenas, en redadas, pero el público no llegaba a una altura de metro y medio. La Policía Nacional de Málaga volvió a celebrar su encuentro con escolares, que con este ya suman siete años consecutivos. El boca a boca y las espectaculares imágenes que deja en cada edición hace que cada vez haya más centros interesados. Eso es lo que cuenta Elisa, jefa de estudios del centro San José, que decidió solicitar la asistencia porque varias personas le hablaron de la exhibición.

Después de más de dos horas en el ruedo, la responsable admitió que la sensación de los pequeños fue "muy buena", a pesar del calor, y ve más cerca el objetivo de su presencia con los comentario que escuchó mientras se desarrollaba la jornada: "Ahora ven a la Policía Nacional como un cuerpo más cercano a ellos, me decían que cuando les volvieran a ver sabrían que estaban para protegerlos".

Esa mañana, en las gradas de la plaza, en vez de pañuelos, se agitaron botellas. Unos 6.800 escolares de 44 centros llenaron las gradas de la plaza y lucharon contra el calor para conocer de cerca la profesión. "Estamos aquí para explicaros quiénes somos y qué hacemos", se escuchó desde el ruedo antes de que hiciera su aparición el equipo Cóndor, que dirigió a todas las miradas al cielo soleado para ver cómo un agente asomado a un helicóptero les saludaba.

Varios paseíllos del aparato sirvieron para abrir boca para lo que vendría después: un desfile consecutivo formado por un carrusel policial, la Unidad de Prevención y Reacción, los vehículos Z, el grupo Subsuelo, la policía Científica, la de Extranjería y Frontera, la Unidad de Intervención Especial o el llamado equipo Fénix, que dio algunas lecciones de cómo conducir las motos de la patrulla al tiempo de hacer piruetas.

Y entre grupo y grado -de temperatura-, la demostración llegó a su punto más álgido con la exhibición de la Unidad de Intervención Policial, que, tras presentarse con sus enormes trajes protectores haciendo filas, simularon distintos movimientos y alzaron los decibelios de la plaza al límite cada vez que las metralletas hacían su cometido. "¡Son pistolas de verdad!", se oía exclamar en las gradas a los pequeños. A ellos les sucedió otro grupo no menos sorprendente: los miembros encargados de desactivar explosivos, acompañados por un robot que desde hace un tiempo les acompaña en estas misiones.

Solo hubo un momento en el que su emoción superó todas la expectativas. "¿Sabes si va a venir la patrulla canina?", preguntaban desde el principio. Sabían lo que les esperaba y no les defraudaron. Los Guías Caninos hicieron una auténtica demostración de proeza en crescendo. Lo que comenzó con una lección de adiestramiento en la que se mostró cómo hay que trabajar con estos animales para que obedezcan, concluyó con una redada en busca de droga y la persecución de un grupo de ladrones. Paola, de cuatro años, confesó con un hilo de voz casi inteligible, que su momento preferido fue "el de los perritos".

Entre la realidad y las películas de ficción, los estudiantes disfrutaron de exhibiciones y simulaciones de actuaciones "cotidianas", una actividad que forma parte del Plan Director para la Convivencia y Mejora de la Seguridad en los Centros Educativos y sus entornos o toda una aventura de la mano de la Policía Nacional.

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