La ciudad y los días

carlos / colón

¿Brindis al sol?

DICE nuestra crónica sobre la intervención de Pedro Sánchez en el congreso del PSOE: "Tras defender que el PSOE es un partido 'laico', pero no 'anticlerical', ha aseverado que propondrá derogar los acuerdos con la Santa Sede, momento en el que ha recibido la mayor ovación del plenario". Pues estamos apañados. Si estas palabras recibieron la mayor ovación quiere decir que son las que más enardecieron y entusiasmaron a los asistentes. Y, por ello, que para ellos este es el problema más grave al que España se enfrenta. De no ser así las palabras más aplaudidas hubieran sido otras referidas a otros problemas por lo visto menos urgentes y graves, como la crisis, el paro, la lucha contra las desigualdades, la fractura catalana, la catástrofe educativa, la corrupción (que tan gravemente les afecta también a ellos) o la reconstrucción del PSOE.

¿De verdad creen que los acuerdos con la Santa Sede son el más grave y urgente problema de España? Si es así, estaríamos perdidos porque este país y este partido tienen por delante cuestiones mucho más importantes. Y estaríamos perdidos porque creo que el PSOE es uno de los dos pilares de nuestra realidad hasta ahora bipartidista, la opción más europea y moderna de la izquierda, el partido más antiguo de nuestro sistema político y por todo ello algo absolutamente esencial para nuestra vida democrática. Escribo esto porque siento respeto y aprecio, a pesar de todo, hacia este partido al que voté durante muchos años como opción socialdemócrata.

Por eso me alarma que Pedro Sánchez no deje de mirar por el retrovisor a Podemos con el paradójico resultado de acercar a él su discurso para distanciarse de él en votos. Actuar como nuestros contrincantes para vencerlos nos convierte en lo mismo que ellos. Querer seguir siendo hombre cuando a nuestro alrededor los demás se van convirtiendo en rinocerontes, como representó Ionesco en su obra maestra El rinoceronte, es una dura tarea. Pero necesaria si por hombre entendemos a demócratas de centro derecha y centro izquierda y por rinocerontes a populistas de extrema derecha y extrema izquierda.

La misión de Pedro Sánchez es devolverle al PSOE su personalidad pos-Suresnes, es decir, socialdemócrata al estilo Brandt, Palme o González. A esto se debió referir cuando dijo que se dirige a "todos los españoles que quieren cambiar las cosas, sin populismos ni demagogias", dándole un puntapié a Podemos. Ojalá lo haga.

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