La chauna

José Torrente

Cuestión de educación

ES innegable que una de las instituciones que necesita ejercer su cátedra en libertad, y que debería estar exonerada de genuflexa postura ante el poder político es la Universidad. Se deben al presupuesto público, pero eso no les obliga a estar al albur del capricho y de la agenda de quien presupuesta.

Lo que Susana Díaz hizo el pasado viernes es una grosería que mancilla el buen nombre de la independencia universitaria. Que huele a control del régimen más que a un protocolario régimen de inauguraciones institucionales. Anunciar que no se puede cumplir con el compromiso adquirido de estar en tan solemne acto público no es lo grave. Siempre habrá quien sustituya al titular. Es cosa recurrente en infinidad de ocasiones en todas las instituciones. Las agendas no pueden ser 'esclavizadoras' bichas que roan la salud del 'agendado'. Ni prisiones insensibles para la autoridad respectiva, ante el más mínimo reto que propongan.

Lo denigrante para la comunidad universitaria, o sea, para la sociedad, es que, anunciada una indisposición de la presidenta con escasas horas de antelación, se anulen todos los actos previstos (en día lectivo) para el solemne protocolo de inauguración del curso académico. Esa vinculación partido-agenda-autoridad política-universidad, que el socialismo andaluz exhibe como unidad de origen y destino, empobrece el ansia permanente de independencia que debería buscar siempre la Universidad. No pudo venir Susana Díaz a inaugurar el nuevo curso universitario andaluz en Granada, y no se inauguró el curso universitario. Así de claro. El régimen no permite sustitutos. O está ella, o no hay ceremonia. ¡Qué democrático todo!

Charles Louis de Secondat, Barón de Montesquieu, dividió el poder en tres separadas esencias: ejecutiva, legislativa y judicial. Los modernos postulados del filósofo, para su época, no incluyeron entonces el educativo como cuarto poder. Hoy debería serlo. No por relegar a la prensa hacia el quinto puesto, ni por hacer alarde pretencioso, pedante o petulante de la ilustre gloria académica, sino para advertir a la sociedad de que la Educación en todos sus niveles es indispensable en un mundo que busca el progreso en libertad.

La indisposición matutina presidencial duró hasta que Ana Patricia Botín se reunió por la tarde con Susana Díaz. Es de destacar, pues, la pócima mágica que resuelve indisposiciones presidenciales: poner una importante banquera en reunión vespertina. ¡Milagroso oiga! Ni imaginar quiero lo que habría pasado si el pasante de la cosa hubiese sido el ministro Wert. ¿Habrían anulado los rectores? Todo es una cuestión de educación y respeto colectivo. Pero llegará el día. Y usted que lo lea.

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