EL secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, anunció ayer una nueva etapa en las relaciones de su organización con el Partido Socialista Obrero Español y en las suyas personales con el líder socialista, Pedro Sánchez. Iglesias atribuyó el acercamiento a los "gestos reveladores" de dirigentes del PSOE, como las declaraciones del castellano-manchego Emiliano García Page en el sentido de que el programa de los podemitas le resulta asumible en su condición de candidato a la Presidencia de esta comunidad autónoma en detrimento de la lista más votada (Dolores de Cospedal, PP). También Pedro Sánchez ha reconocido haber roto el hielo con Pablo Iglesias, con el que ya ha dialogado y al que ha emplazado a negociaciones formales en los próximos días encaminadas a alcanzar pactos ante la elección de alcaldes y presidentes autonómicos durante el mes de junio. Ésta es la auténtica razón de fondo de la aproximación entre las dos formaciones. La voluntad de desalojar del poder local y regional al Partido Popular, que ha perdido numerosas mayorías absolutas logradas en 2011, y la posibilidad de pactos de apoyo mutuo en determinados ayuntamientos y comunidades autónomas explica el notorio cambio de la actitud de unos con otros. Desde la irrupción de Podemos en la política nacional, y durante toda la campaña electoral, Sánchez ha dicho y repetido que no pensaba aliarse con Podemos, por considerarlo un partido antisistema con ribetes populistas, mientras que Pablo Iglesias, desde la constitución de Podemos como partido, no ha dejado de reiterar que considera a los socialistas una agrupación de miembros de la casta que se ha turnado con la derecha en el dominio oligárquico de la democracia española. El 24-M ha obrado el milagro de que ambos partidos reconsideren sus relaciones y apuesten por diversas fórmulas de alianza a fin de hacerse con cotas de poder institucional. Este nuevo planteamiento de Pedro Sánchez revela unas ansias de poder en el dirigente federal del PSOEque pueden volverse en su contra. Tras entrevistarse ayer en Madrid con el secretario general de su partido, la presidenta andaluza, Susana Díaz, advirtió que los socialistas incurrirían en un error si formaran un bloque con Podemos o encabezaran un frente anti-PP. El análisis de Díaz no es baladí: si los socialistas se convierten en la pasarela para que los antisistema se hagan fuertes en la instituciones o en el ariete para desalojar al PP allí dónde hayan ganado estarán entrando en una espiral radical que los estará alejando del electorado moderado que siempre ha sido su base. Hará bien Pedro Sánchez en escuchar las advertencias de Susana Díaz.