Todo es relativo

ÁNGEL RECIO

gustos 'pá tó'

LA semana pasada hubo gente que pasó la madrugada haciendo cola en un centro comercial de la capital. No era para solicitar un empleo, que tampoco hubiera sido raro viendo que aún hay más de 170.000 parados en la provincia, sino para poder participar en un acto promocional de una serie llamada The Walking Dead. La idea era juntarse todos, disfrazados de muertos vivientes, para ver el inicio de la sexta temporada en una pantalla gigante.

No he visto ni 10 segundos de esta serie porque simplemente el trailer me parece repugnante. Nunca he entendido cómo le puede gustar a alguien ver cuerpos despedazados andando, pero está claro que para gustos los colores. La serie ha sido un éxito a escala mundial y siguen grabando capítulos. Los guionistas deben de ser unos máquinas porque no sé cómo se pueden sacar seis temporadas de algo que, en principio, debe ser siempre igual, aunque espero que los fans no se enfaden porque hablo desde la ignorancia de no haber visionado nada. Con los telediarios ya tengo suficientes muertos en la vida real como para pasar los escasos ratos de ocio con más tragedias. Aunque la verdad es que la parrilla televisiva no lo pone fácil. Hay que escarbar mucho para encontrar alguna serie o película en la que no maten, violen o decapiten a alguien.

Otro de los grandes éxitos ha sido y es Juego de Tronos. Animado por las buenas críticas de mis compañeros Sebastián Sánchez y Cristina Fernández me predispuse a verlo, con unos años de retraso. Me he tragado las cuatro primeras temporadas y, como en el caso de los muertos vivientes, hay que reconocerle a los guionistas su visión, porque se van a quedar sin personajes vivos. Es una mezcla de sexo, muerte y traición que al final llega a saturar y a banalizarse. En Desembarco del Rey y en el resto de reinos anexos el deporte nacional por excelencia es el rebanado de garganta. Al principio da grima, pero cuando ya te han enseñado, sin necesidad, 200 en una sola temporada te vuelves casi insensible. Lo malo es que ocurre lo mismo con la realidad y ya nadie se atraganta cuando ve algún cuerpo mutilado en Siria o Iraq. Ni siquiera cuando un niñato loco norteamericano se va a su instituto y dispara a todo lo que se mueva.

No obstante, con tanta violencia televisiva lo raro es que no ocurran más sucesos. Los ladrones y asesinos reciben un master intensivo de cómo actúa la policía gratis con solo encender el televisor cada día. Y no solo eso. También de qué pueden hacer los abogados, jueces, periodistas... Empezaron en Estados Unidos y en España se está copiando todo, para no ser menos.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios