Y ustedes se preguntarán ¿quién es Peñalva! ¿Y qué significa eso de su almohada! Pues miren, se lo voy a explicar. José Luis Peñalva es un extraordinario periodista que durante muchos años fue director de la sección de internacional del Correo Vasco. Una vez jubilado de sus tareas reporteras ha pasado a impartir clases, como profesor, ilustre profesor, en la Universidad del País Vasco. Pero Peñalva tiene un distintivo, algo que le diferencia de los demás columnistas, actividad que sigue ejerciendo, que le hace singular, y por lo que sus alumnos le denominan El loco de la columna. Peñalva rompe con todos los esquemas que han regido el columnismo literario hasta nuestros días, y José Luis Peñalva los destruye porque es un genio con varios cables pelaos, condición indispensable para innovar y desarticular un academicismo instalado en el más retrógrado de los escenarios literarios.

En estos últimos días se ha celebrado un congreso internacional sobre el personaje de Manuel Alcántara y su obra. En él se ha destacado, mediante la exposición de trabajos magistrales, su obra poética, su articulismo literario que alcanza la ingente publicación de más de dieciocho mil columnas, realizadas sin solución de continuidad, durante más de cinco décadas, día a día. Récord inigualado en la historia del columnismo español. Sobre la vida y obra del maestro Manuel Alcántara han hablado numerosos e ilustres doctores en la materia, desde profesores universitarios hasta grandes profesionales del periodismo actual pertenecientes a todos los medios del panorama periodístico español. Del maestro Alcántara, de su obra, se han destacado versos y versículos, metáforas, metonimias, sinécdoques, parábolas, aforismos, paronomasias, retruécanos o cualquier otra figura lírica utilizada por el gran mago del lenguaje literario para componer, con su singular prosa poética, sus columnas diarias.

Peñalva, El loco de la columna, ha aprovechado su intervención en este congreso sobre Manuel Alcántara, (el gran maestro del la columna literaria que, sin perder su carácter informativo y de opinión de la realidad cotidiana, eleva el género a lo más alto de su genética lírica-prosaica), para hacer una proclama revolucionaria a fin de romper con una tradición centenaria y casposa de la columna encasillada en la opinión al servicio de una finalidad político-social preestablecida por los intereses partidistas. Una proclama que pone como ejemplo la columna del maestro Manuel Alcántara. Peñalva rompe y arremete con todo su vigor intelectual, fuerza toda su mecánica neurológica y hace estallar su equilibrio cerebral, para establecer, bajo el estandarte alcantarino, la nueva era del columnismo fuera de los cánones dieciochescos impuestos por la tradición periodística. Para hacer que repose esa compleja maquinaria neurológica, el profesor Peñalva ha de acompañarse siempre, allá donde vaya, de su almohada. Es la única forma de que su cabeza descanse en paz. ¡Bravo, Peñalva!