Economía

"Tras la enésima ronda de concentraciones, puede que vengan otras"

  • Las entidades financieras españolas "aún necesitan elevar sus cuotas de mercado"

Si las penurias de las cajas fuesen aquella bíblica travesía por el desierto, las fusiones, el FROB y Fernández Ordóñez serían los (ásperos) milagros de Moisés. España se ha especializado a lo largo de los años en las concentraciones, tal y como demuestra un breve análisis del ADN del Santander (también Central e Hispano) o el BBVA (con esa a final de Argentaria o esa uve intermedia de Vizcaya), los dos campeones nacionales de la banca. Unicaja y Cajasol son buenos ejemplos cajísticos en Andalucía. La Caixa, claro, no desmerece la tradición. Creada en 1990, fue fruto de la unión de dos entidades ya entonces clásicas por su abolengo, la Caixa de Pensions y la de Barcelona. También absorbió al Banco de Jerez, al de Granada y al de las Canarias.

La actual crisis ha obligado al sector a contraerse. Aún colean algunas de las alianzas proyectadas, aún pesa tremendamente la dificultad técnica de esta solución de supervivencia. Si a finales de 2009 operaban en el país 45 cajas, la reestructuración impuesta por el Banco de España ha raspado el escenario hasta dejarlo en 17 actores. Si el volumen de activos medio era de 30.000 millones entonces, la cifra asciende ahora a 75.000.

¿Es suficiente? "Las cuotas de mercado de las entidades financieras más importantes de Europa son todavía superiores a las de España, así que puede ocurrir que, tras la enésima ronda de concentraciones, haya que hacer otras de nuevo en el futuro", asumió ayer Juan María Nin. Aunque rehusó disfrazarse de brujo para vaticinar cuántas cajas quedarán en España cuando se cierre el actual proceso, el director general de La Caixa sí aclaró la gran aspiración de su equipo: "Para nosotros, lo ideal es pasar del 10% actual [de cuota de mercado] al 15%" .

Tampoco aceptó Nin más flores de las necesarias. Ni considera que la proverbial despolitización de La Caixa sea la única fórmula exitosa, ni desprecia el tránsito de determinadas figuras de la política al ámbito de las finanzas [todos pensaban ayer en su amigo Rodrigo Rato]. "Tenemos excelentes cajas públicas, con un maravilloso ejemplo en Andalucía, y otras privadas como La Caixa. Ambas fórmulas son buenas siempre y cuando la gestión también lo sea", sentenció. Respecto al caso Rato, fue todavía más contundente. "Ese tránsito me parece bien. Los que viajamos mucho hemos aprendido de la gran permeabilidad que existe entre el sector público y el privado. No pasa nada, el riesgo de politización no es determinante porque hay un marco legal que aclara las reglas de juego".

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