Málaga

Expertos abogan por los refugios climáticos para mitigar el calor en Málaga

Una pareja en el Jardín Botánico-Histórico de La Concepción.

Una pareja en el Jardín Botánico-Histórico de La Concepción. / Daniel Pérez (Málaga)

La concatenación de olas de calor en la provincia, cuatro en lo que llevamos de verano, acompañadas de sus correspondientes picos de temperatura, algunos por encima de 40 grados, son hechos que nadie ignora. Pero, aún conociendo el problema, resulta complejo encontrar medidas realmente efectivas para paliarlo. Un asunto que ya estudian expertos y administraciones públicas, y cuyo planteamiento más extendido son los refugios climáticos. 

El término, popularizado en los últimos tiempos, hace referencia a la habilitación de espacios públicos (ya sea en forma de zonas verdes o de instalaciones climatizadas) para que los ciudadanos puedan acudir y permanecer a resguardo durante las horas más calurosas del día

Aunque la opción más valorada por varios expertos consultados por este periódico es la primera, puesto que es la única que "aporta una solución a largo plazo"; de modo que la ciudad, a consecuencia de un "cambio de modelo", acoja "más vegetación" para reducir la temperatura ambiental y "dependa cada vez menos de aparatos de aire acondicionado". 

Al respecto, el catedrático de Geografía Física de la UMA José Damián Ruiz Sinoga indica que lo ideal sería poner en marcha un "plan progresivo de reforestación" que aporte "más sombra", ya que la ciudad "ha cedido mucho espacio verde en favor del asfalto". 

Una decisión que "se nos vuelve en contra" cuando los mercurios se disparan y cuyo remedio pasa por hacer la capital "más amable a sus habitantes" a través de un "replanteamiento de los espacios urbanos". 

Y es que, según Ruiz Sinoga, aunque este planteamiento esté a día de hoy en boca de todos, es "antiquísimo". "Hay una gran diferencia térmica entre pasear por el Parque de Málaga y hacerlo por el Muelle Uno", sostiene ejemplificando el buen hacer de las cubiertas vegetales. 

En la misma dirección va el análisis de Enrique Salvo Tierra, director de la Cátedra de Cambio Climático de la UMA, que afirma que los refugios climáticos son "una necesidad" para alcanzar el óptimo ecológico de la especie humana, que "ronda los 15 o 20 grados y una humedad relativa de entre el 45 y 50%", sin tener que recurrir al uso de los aires acondicionados, que "no son más que parte de un círculo vicioso porque expelen calor hacia el exterior". 

Algo que, indica, supieron hacer "muy bien nuestros antecesores" en sus propias casas con la construcción de los patios andaluces. "Tienen todas las bondades posibles: la estancia central expulsa el calor a través de un efecto chimenea, los suelos y las paredes con cubierta vegetal aminoran la temperatura e incluso algunos tenían fuentes de agua", sostiene. 

O también a través de otras experiencias tradicionales como el emparrado que en combinación con otras especies arbóreas de hoja tupida pueden "reducir el calor de manera considerable". 

Y, en síntesis, esto mismo es por lo que apuesta Marisa González Bandera, de la empresa de neoartesanía Todobarro, que investiga junto a un equipo de la UMA posibles soluciones al calor usando este material. 

Así, detalla que lo que ellos pretenden es realizar "una especie de acupuntura" a los puntos más cálidos de cada vivienda o de las comunidades de vecinos mediante la utilización de revestimientos de arcilla en compañía de emanaciones de agua y vegetación, recuperando así "la mejor parte de los preceptos arquitectónicos árabes". 

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