Málaga C.F.

El fútbol es de los niños

  • Otra vez en el último minuto, el Málaga conquista un punto muy sabroso tras una segunda mitad llena de ambición

  • Doblete de Pablo Fornals al principio y al final y una nueva exhibición de descaro de Ontiveros

Pablo Fornals señala al cielo para dedicar su segundo tanto.

Pablo Fornals señala al cielo para dedicar su segundo tanto. / fotografías: miguel ángel polo / efe

Los niños se divierten en el patio de un recreo, en la calle. Pero en la sala de espera de un hospital o en el escenario más tétrico también son capaces de prender sonrisas. Juande Ramos dispone de ese comodín: si no encuentra fútbol, tiene niños. Si no puede alinear a los titulares, tiene niños. Si el resultado pinta negro, ahí están los niños. Los niños tomaron Mestalla. No los tres puntos, pero sí el corazón del estadio, plantaron la banderita de La Academia en el centro del campo. Se pasaron toda la segunda parte atacando, mandando, enseñoreándose. Haciendo méritos. Y Fornals puso la guinda en el minuto 94. Mestalla aún es virgen para este Málaga, pero anoche quien se fue derrotado a casa fue el valencianismo.

Fornals y Ontiveros fueron los oscarizados de anoche. Ellos representaron la flor, la tremenda flor que posee el manchego, y el descaro. Al fin se liberó el Málaga a domicilio. En Valencia completó sus mejores minutos foráneos, en especial los de la segunda parte. Rácanos y temerosos, los jugadores de Prandelli se fueron apocando. Perdidos en el latifundio compartido entre Camacho y Fornals. Asustados por el atrevimiento de Ontiveros. La lectura debe huir del resultadismo: aunque no hubiera llegado ese empate final en el último suspiro, el aficionado se habría marchado contento a la cama por la entrega y la ambición que mostró su equipo, que accidentalmente se puso por delante en el minuto 3 y accidentalmente se vio poco después abajo 2-1.

El prólogo y el epílogo llevaron la firma de Pablo Fornals, al que algún familiar y amigo de Castellón aprovechó para ver en directo. Abrió la herida ché con una preciosa volea en la que le tomó prestada la zurda a Juanpi y la reabrió en el 94 con un disparo para el que rellenó su bota derecha con todo el alma posible, como si hubieran chutado a la vez todos los malagueños que había frente a la televisión.

El Málaga venía de arrastrar parte de las camisetas en Córdoba pero se ganó la redención de que Medrán puso el 2-1. No hay que obviar que de nuevo dos desatenciones atrás dieron sendos tantos fáciles al Valencia. Sin embargo, por primera vez lejos de La Rosaleda se fusionaron buen fútbol y pundonor. 13 córners llegó a apilar el conjunto blanquiazul, más de la mitad en los últimos 25 minutos. Embotellando a un Valencia que no sabía por dónde venían las flechas. Y cuatro de ellos forzados por Ontiveros. Tiene el futuro en sus manos el marbellí. En sus primeras acometidas chocó contra Siqueira. Lejos de venirse abajo, obligó a Prandelli a meter a Gayá por el brasileño para conservar el 2-1. Percutió, percutió, forzó faltas y saques de esquina. Con el talento del jovencito y la picardía del más veterano.

Por momentos, las buenas maneras chocaban con la falta de remate. La sensación era que con Sandro el Málaga podría haber hecho mucha más pupa. Pero en un nuevo homenaje al himno, con coraje y corazón, se escribió otro capítulo memorable porque sus protagonistas apenas se afeitan.

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