arte

Málaga: Catedral del crimen

  • El CAC presenta '1525', exposición del holandés Marcel van Eeden con una serie dedicada a la ciudad en la que confluyen memoria y tono 'noir'

Hace más o menos un año realizó Marcel van Eeden (La Haya, 1965) un viaje relámpago a Málaga para buscar inspiración con vistas a una futura exposición en el CAC. "Hasta entonces, la verdad, la única referencia que tenía a Málaga eran los helados. Es un sabor habitual en las heladerías de Holanda, con las pasas y ese gusto a vino dulce. Pero poco más", admite el propio artista. Van Eeden es un creador ampliamente reconocido en Europa por las confluencias que crea en sus dibujos (la pintura tampoco le es ajena, pero en una acepción distinta) de arte y literatura. Su obra se vierte siempre en series dotadas de entidad narrativa, en las que inserta imágenes y textos desde cierta querencia al cómic y a la vez en sus antípodas. Sus series más importantes (K. M. Wiegand. Life and Work, de 2006; Celia, también de 2006; y The Archaeologist, de 2008, entre otras) son biografías de personajes de ficción (Van Eeden quería ser escritor, pero "me di cuenta de que no tenía talento, así que me puse a dibujar") con diversos grados de terminación y lógica interna, pero siempre próximas al noir, tanto por sus argumentos detectivescos como por la característica gama de grises con la que trabaja. En aquella visita de un solo día, Van Eeden encontró en la Catedral de Málaga la pieza que le faltaba para un argumento que le rondaba la cabeza y que habría de llevar por título 1525. Y justo así se llama la exposición que inauguró ayer en el CAC, donde podrá verse hasta el 26 de marzo.

1525 reúne más de 250 dibujos del artista. La mayor parte corresponden a series anteriores (se recoge íntegra Witness for the prosecution, realizada entre 2008 y 2009 y considerada primera parte de la trilogía The Zurich Trial), armadas con sus reconocibles dimensiones de 19 por 28 centímetros. Pero el proyecto también incluye dos murales de cinco metros de altura que Van Eeden ha realizado en el CAC Málaga durante los últimos diez días expresamente para esta exposición, dos estampas de la ciudad que cualquier malagueño reconocerá al primer flash y de unas hechuras con las que Van Eeden nunca había trabajado antes: "Es que mi estudio no es tan grande, así que nunca había tenido la oportunidad. Poder trabajar en la misma sala de la exposición me ha permitido aprender mucho: ha sido todo un reto para mí dibujar en formatos tan grandes y espero poder volver a hacerlo pronto", señala el holandés al respecto. Por último, 22 de los dibujos se corresponde con la serie 1525, que da título a la exposición. En ella, Van Eeden recupera a Oswald Sollmann, un coleccionista de obras de arte que ya había aparecido en su serie The Sollman Collection (2010) y que tiene en el pintor renacentista alemán Matthias Grünewald su principal fetiche. Grosso modo, 1525 hace referencia desde su título al año de la Revuelta de los Campesinos Alemanes. Grünewald, convertido en personaje con el nombre Mathis, apoya a los revolucionarios (casi toda la ciudad de Frankenhausen se alzó en armas) pero a la vez tiene entre sus más fervientes compradores al arzobispo de Maguncia, Albrecht van Brandenburg, contra quien se sublevan los campesinos (y quien históricamente sofocó la revuelta). Sumido entre dudas, Mathis decide aliarse con un extraño astrólogo, con quien urde un plan para acabar con la vida del arzobispo mediante un veneno que habría de confundir con otro brebaje. Para estudiar bien el plan, Mathis realiza un dibujo en el que anota el desarrollo del mismo y la receta de la pócima. Pero Van Brandenburg se entera del complot y se hace con el dibujo. Una vez en su poder decide enviarlo a modo de regalo, convenientemente recortado para conservar la prueba del intento de asesinato y custodiado en una hermosa urna, como falsa reliquia a una lejana ciudad del sur de Europa: Málaga, cuya Catedral habrá de construirse en pocos años (las obras empezaron en 1528). Cuatrocientos años después, a principios del siglo XX, Sollman, conocedor del paradero del dibujo desconocido de Grünewald, llega a Málaga dispuesto a sacarlo de la Catedral. Y para ello busca al único hombre con la influencia suficiente: Manuel Agustín Heredia, con quien mantiene una divertidísima entrevista en el Cortijo Jurado, y quien accede a ayudar al coleccionista. Todo, en 22 dibujos.

Marcel van Eeden afirma sentirse como un arqueólogo o un buscador de antigüedades cuando dibuja. Por eso no hay un solo argumento contemporáneo en sus obras y todos sus trabajos recrean episodios anteriores al año de su nacimiento, 1965. "Si lees una revista recién publicada, sin remedio estás leyendo lo mismo que otra mucha gente. Pero si lees una revista antigua, tienes la sensación de que sólo tú la estás leyendo, de que de alguna forma la revista está hecha para ti. Es como cuando un arqueólogo encuentra una pieza valiosa en una excavación: su primer impulso es la de cubrirla para que no la vea nadie más, dedicarse ese momento únicamente a sí mismo. Pues bien, justo por eso me gusta trabajar con materiales anteriores a mí mismo: frente a la noción hoy extendida de la memoria colectiva y patrimonial, para mí la historia es un hallazgo que se produce siempre a título particular". Preguntado por sus escritores favoritos (no es difícil advertir huellas de Walser y Sebald), Van Eeden, que subraya su amor a Hergé, apunta que las influencias nunca son las mismas: "Ojalá hubiera un libro que bastara para explicarlo todo. Pero no, no lo hay. Ni siquiera la Biblia. Al final, los libros también son hallazgos individuales". ¿Nostalgia? "Por supuesto. Aunque no esté de moda". Y tanto.

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