Análisis

nacho artacho

Los motivos

El ramal de poniente ha florecido a velocidades sospechosas

La ciudad 'x' no tiene posibilidad de crecimiento hacia el sur, porque el terreno montañoso que la limita dificultaría la construcción. Por el norte, los polígonos industriales constituyen desde hace décadas una barrera que nadie se ha atrevido a discutir. Lógico, pues, que en los últimos años un chorreo de barrios y urbanizaciones se le haya despanzurrado por los laterales. La extensión oriental no es aconsejable: la policía la desatiende por las noches y los vecinos hacen lo propio durante las horas de luz. El ramal de poniente, por contra, ha florecido a velocidades sospechosas. La cercanía del campus universitario atrajo enseguida a las promotoras inmobiliarias. Las Delegaciones pertinentes abrieron colegios y centros de salud, y ahora los parques se han llenado de niños con balones y de ancianos que respiran con dificultad cuando los balones los golpean.

La banda oeste queda vertebrada por la avenida 'y'. A ambos lados de la calzada, los locales de restauración se han multiplicado como conejos. La pizzería 'a' y la pizzería 'b' comparten acera y expectativas. Las separan apenas diez metros. A simple vista, las diferencias entre ellas son mínimas: la carta y los precios apenas se permiten rarezas. El azar y la concesión de permisos han querido que inauguren el mismo día. Durante media hora, ambos establecimientos permanecen vacíos. Pasado ese tiempo, una pareja asoma por 'a'. Se ha decidido a entrar por la sencilla razón de que a la chica le han hecho gracia las banderolas del Inter que cuelgan de los farolillos. Al rato, una despedida de soltero pasa frente a los dos restaurantes. Viendo desierto el comedor de 'b', se decanta por 'a', su pareja interista y sus banderines. La dinámica se repite a lo largo de la noche y de la semana. Cuando termina el mes, el dueño de 'a' sueña ya con la franquicia. El propietario de 'b', por su parte, ha echado el cierre y prueba ahora suerte en los barrios orientales, por donde nunca pasa la policía.

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