El lamentable espectáculo que decenas de jóvenes universitarios nos ha ofrecido desde las ventanas del Colegio Mayor Elías Ahuja, es una vergüenza se mire por donde se mire. Pero, sobre todo, es motivo para sentir enorme preocupación y un gran pesimismo.

Los berridos lanzados desde las ventanas contra las chicas del Colegio Mayor Santa Mónica llamándolas putas y profiriendo otros insultos machistas, ponen de manifiesto un grave problema de educación en valores, que se hace aún más relevante al comprobar que numerosas chicas (aunque no todas) de este otro Colegio minimizan, quitan importancia y definen como una broma este lamentable suceso.

Estoy seguro que este suceso y aquellos otros protagonizados en el mismo Colegio Mayor que están saliendo en vídeos grabados de años anteriores, van a generar debates intensos en los medios de comunicación.

Menos seguro estoy de que estos debates sirvan para replantear los esquemas educativos actuales, que podemos comprobar no están sirviendo para erradicar las actitudes machistas que aún anidan en un importante sector de la sociedad. En el caso de este Colegio Mayor anidan en un sector social privilegiado económicamente, con lo que ello supone.

Los valores de respeto a las personas, a sus ideas, a sus costumbres o a su orientación sexual son consustanciales a una democracia de verdad. Un sistema, la democracia, que permite la convivencia social y el progreso de todos con políticas públicas que despliegan su verdadero potencial si lo hacen sobre una sociedad que, de verdad, se sustente en esos valores.

Es urgente que todos los demócratas se tomen en serio el fomento de estos valores y se posicionen frente a quienes, desde el negacionismo, abonan la mirada y las actitudes machistas e irrespetuosas con los diferentes.

Y ante estos berridos vertidos desde las ventanas del Colegio Elías Ahuja, urge aplicar con firmeza todo el peso de la ley para castigar estos comportamientos desde la Universidad y desde la judicatura.