EL alcalde de Málaga dejó ayer a buena parte de los periodistas descolocados. Acostumbrados a su locuacidad, sobre todo cuando se tratan de las habituales polémicas entre el Ayuntamiento de la capital y la Junta, ayer optó por la prudencia y por no tensar más la cuerda. Dijo que ahora es el momento de trabajar y de no hacer más declaraciones, con lo cual evitó profundizar sobre sus peticiones de compensación por facilitar al Gobierno andaluz en el Plan General de Málaga los proyectos del megahospital y el parque Arraijanal. Un claro cambio de estrategia para ver si da el resultado apetecido.

FELIPE Caicedo no llegó solo al Málaga cuando fichó semanas atrás. No nos referimos a su inseparable representante, sino al mejor amigo del hombre. Mientras hacía la mudanza desde Lisboa, como muchos de sus compañeros, decidió instalarse en una habitación del hotel Tryp Guadalmar. De strangis ocultó a su perro. Un día decidió pasear con él sin que lo vieran, así que optó por la puerta de emergencia. Y pasó lo que pasó...