La ciudad y los días

Carlos Colón

ccolon@grupojoly.com

‘Canción de Navidad’ cumple 180 años

Washington Irving en 1819 y el propio Dickens en 1836 anticiparon la ’Canción de Navidad’

Hoy se cumplen 180 años de la publicación de Canción de Navidad el 19 diciembre de 1843. La carrera de Dickens, triunfal desde 1836 con las publicaciones de Los papeles póstumos del Club Pickwik, Oliver Twist, Nicholas Nickleby y La tienda de antigüedades, había sufrido un bajón con las ventas más reducidas de Barnaby Rudge y Martin Chuzzlevit. Los editores le apretaban hasta el punto de que Dickens asumió la costosa edición ilustrada reservándose un porcentaje de las ventas.

Afortunadamente agotó los 6.000 ejemplares de la primera edición en cinco días y su carrera remontó el vuelo hasta las alturas prodigiosas de las siguientes Dombey e hijo, David Copperfield, Casa desolada, Tiempos difíciles, La pequeña Dorrit, Una historia de dos ciudades–hasta hoy, tras el Quijote, la novela más vendida de la historia con 200 millones de ejemplares–, Grandes esperanzas y Nuestro común amigo, publicadas entre 1846 y 1865, hasta su fallecimiento en 1870 dejando inconclusa El misterio de Edwin Drood. Pagó su éxito popular con el desprecio de una cierta crítica, como en España sucedió con Galdós “el garbancero” (traductor, por cierto, del Pickwick en 1868). Pero la historia le hizo justicia. El exigente Harold Bloom escribió que “si existe un tercer autor occidental de la misma universalidad [que Shakespeare y Cervantes] desde el Renacimiento hasta ahora, sólo puede ser Dickens”.

Desde 1843 Canción de Navidad es el cuento por excelencia de las modernas Navidades sentimentales y religiosas, porque Dickens nunca olvida a Quién se celebra. Pero no fue el primero. En la entrega correspondiente a las Navidades de 1836 del Picwick incluyó el cuento La historia de los duendes que secuestraron a un enterrador, que es un claro antecedente. Y en 1819 Washington Irving había incluido en su The Sketchbook of Geoffrey Crayon, Gent. el relato Vieja Navidad (que la sevillana El Paseo Editorial nos hizo el favor de editar junto al pre-picwickiano En casa de los Bracebridge). Dickens no solo conocía esta obra, en su correspondencia con Irving le confesó que fue la favorita de su infancia. Irving también admiraba a Dickens, siendo uno de los anfitriones de su triunfal gira americana de 1842 que, desgraciadamente, motivó la ruptura entre ambos cuando Dickens publicó sus muy críticas Notas de América. Pero esa es otra historia…

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