La Inteligencia Artificial (IA) es motivo de atención pública, a veces con una mirada de fascinación y, otras, de preocupación; ahora, se acaba de conocer que varios investigadores de la plantilla de OpenAI enviaron al consejo de administración poco antes del despido de Sam Altman como consejero delegado una carta. En ella advertían de un poderoso descubrimiento de IA que, según ellos, podría amenazar a la humanidad.

Es probable que estemos asistiendo a los albores de un nuevo tiempo para la humanidad en el que, para asegurar que la IA aporte beneficios a la sociedad, quizás sea prioritario conseguir que las autoridades busquen fórmulas válidas para garantizar beneficios y evitar los potenciales graves perjuicios que se anticipan por parte de gente experta.

En este asunto cuesta saber cuál es la posición más adecuada ya que muchos partimos de un enorme desconocimiento de los fundamentos y de las potencialidades de la IA en las diferentes áreas de aplicación. A pesar de ello y en una primera aproximación al asunto, me muestro partidario y favorable a la incorporación de la IA en todo aquello que puede mejorar claramente la calidad de vida y la eficiencia de las organizaciones. De hecho, ya está pasando.

En el campo de la medicina y de la sanidad, la aportación que ya se percibe y el potencial de futuro de la IA es de enorme importancia para mejorar las capacidades de luchar con eficacia frente a las enfermedades y sus consecuencias y, también, para mejorar también la eficiencia y la efectividad de nuestros servicios sanitarios. Pero no hay que desoír a quienes alertan de los riesgos potenciales que la IA podría estar generando al conjunto de la humanidad. Probablemente la mejor forma de afrontarlos sea confiar y reclamar a los científicos para que estén atentos y denuncien las eventuales situaciones de riesgo o de uso inadecuado. Cada aportación en este sentido será muy útil y, en Granada, tenemos expertos cualificados en esta materia

Y, por supuesto, exigir a las autoridades públicas un trabajo constante y colaborativo entre los gobiernos para actualizar continuamente los procedimientos y normativas que puedan ofrecer garantías que protejan de los usos inadecuados. Dicho esto, yo confío mucho en los beneficios que nos aporta y nos va a aportar la IA para mejorar nuestras vidas.

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