A la sombra de los olmos

José Martínez Olmos

pepemolmos@gmail.com

Móvil en las aulas

Fuera de su uso para fines educativos, parece más que conveniente limitar o prohibir su uso en las aulas

Se extiende la voluntad de regular la prohibición del uso del teléfono móvil en las aulas para evitar que los menores tengan un potente elemento de distracción en clase; algo que perjudica gravemente su capacidad de atención y, por tanto, el aprendizaje.

Y es que, aunque el móvil puede tener utilidad para el aprendizaje, si se usa mediante un procedimiento estipulado y dirigido por los profesionales de la educación, es también un instrumento que, sin control, supone una puerta abierta a un inmenso mundo virtual que puede ser incompatible con el aprendizaje reglado que debe desarrollarse en las aulas.

El asunto es muy complejo y requiere un debate amplio y profundo que debe involucrar a las familias ya que, en definitiva, son las responsables de la educación de los hijos. Pero, también, es un debate que implica a las autoridades académicas y a los profesionales de la educación que tienen la responsabilidad de asegurar la educación institucional que mandatan las leyes.

Y es un debate que debería aportar herramientas concretas para que el móvil pueda ser usado en los procesos educativos como una herramienta de utilidad pero, también, debería aportar claves que justifiquen y desarrollen normativas que limiten su uso fuera de estrategias educativas útiles para los menores.

Probablemente la paulatina y espero que pronta digitalización de las aulas, haga totalmente innecesario el uso reglado del móvil en los procesos educativos porque el acceso a los contenidos digitales sea más fácil y pertinente con otras herramientas como las pantallas táctiles o las pizarras digitales. Pero yo no descartaría aprovechar para hacer pedagogía al alumnado y ayudarles a que valoren el móvil como un instrumento para su aprendizaje.

Lo que es cierto es que, fuera de esas opciones de uso para fines educativos, parece más que conveniente limitar o prohibir su uso en las aulas. Para ello, valorar las experiencias en marcha en algunas Comunidades Autónomas puede ser más que conveniente porque el profesorado necesita un apoyo legal ya que hay ¿muchas? familias en contra.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios