Vaya espectáculo

Ahora nos mienten sabiendo que mienten y sabiendo que nosotros sabemos que ellos nos mienten, pero eso les da igual

Qué espectáculo. Y qué forma de mentir. En estos cuarenta y muchos años de democracia jamás se había mentido con la desfachatez y la obscenidad con que nos están mintiendo ahora. Todos los políticos mienten y todos los partidos intentan ocultar las verdades molestas, pero lo que está sucediendo ahora es un espectáculo tan pornográfico que no tiene precedentes. Porque ahora nos mienten sabiendo que mienten y sabiendo que nosotros sabemos que ellos –y ellas– nos mienten, pero eso no sólo les da igual, sino que encima les da ánimos para mentir con mayor descaro y mayor desvergüenza cuando llegue el momento de mentir de nuevo (y ese momento llega muy deprisa: por lo general, a los pocos minutos).

Y nos mienten así porque saben que tragaremos y porque saben que hay millones de focas aplaudidoras que les seguirán aplaudiendo mientras puedan seguir disfrutando de su ración de pescado podrido (y lo peor de todo son las focas aplaudidoras que ni siquiera reciben una ración de pescado podrido). Y nos mienten porque saben que su sistema de control de la información es tan perfecto –y tan diabólico– que no hay forma de oponerse a sus mentiras. Y nos mienten porque saben que controlan a los humoristas, a los periodistas, a los actores, a los directores de cine, a los profesores de universidad, a los intelectuales y al 99,8% de los escritores (¡y escritoras!). Y nos mienten porque han introducido sus tentáculos en todos los organismos institucionales que deberían ser independientes, empezando por el Tribunal Constitucional y terminando por el último registro provincial donde hayan podido meter mano. No han dejado nada sin manosear. Y lo poco que queda tiene los días contados. La semana pasada, Pedro Sánchez le dijo públicamente a la princesa Leonor –con su voz engolada de galán de telenovela– que contaba con su lealtad y su respeto, cosa que viene a ser como aquel beso apasionado que Michael Corleone le dio al pobre Fredo. Y ahora mismo están negociando la amnistía con un prófugo de la justicia y nos hacen creer que están librando un combate épico en favor de los derechos sociales –algo así como lo que hacían los gladiadores de Espartaco–, cuando en realidad lo que están haciendo podría aparecer en un episodio de Los Soprano. Pero no se preocupen, seguirán mintiendo. Y cada vez con mayor descaro.

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