La larga marcha

La larga marcha comienza con notoria ambigüedad, con la doña andaluza dibujando en el aire

Susana Díaz hizo el lunes parada en Córdoba en lo que ya se puede denominar como la larga marcha. El recorrido, que se supone que la llevará a la zona alta de Ferraz, al liderazgo del Partido Socialista, lo inició el fin de semana en Madrid y ayer la trajo a la ciudad para demostrar que el socialismo andaluz, al menos el que compone el aparato, está a muerte con su líder. La larga marcha, que todo el mundo sabe de lo que va, arranca sin embargo bajo una singular ambigüedad, que consiste en que la doña andaluza no dibuja en papel sino que dibuja en el aire. Es decir, que todo va encaminado a afianzar su candidatura a la secretaría general pero sin anunciar de forma explícita que la decisión por todos sabida de presentarse está tomada. De este ambiente tácito no se saldrá hasta comienzos del mes de marzo, una vez pasados los fastos de un 28F que este año amenaza con convertirse en una apología ditirámbica de las virtudes del susanato. Aunque la larga marcha no vivirá sus momentos más álgidos e instructivos hasta el momento más que predecible de las traiciones, por todos esperadas. Hasta esos días en los que se vaya anunciando que viejos fieles de Pedro Sánchez, y pienso sin duda en el decadente PSC, van dejando solo solito a su antiguo referente y tarambana para subirse al carro mitinero de la doña. Será digno de ver, como tampoco será espectáculo chico ver a Susana, que la calculadora de la intrapolítica la maneja con mano sabia, buscando las vueltas para mantener la secretaría general unida a la Presidencia andaluza de tal modo que Andalucía siga siendo ello para ella lo que siempre fue: a ratos trampolín y a ratos plataforma desde la que maniobrar en lo puramente partidista o desde la que confrontar con el Gobierno del PP y los perros ladradores del marianato. Triste Andalucía, triste y maniatada, en la que ayer llovía quizá en recuerdo y llanto de Juan Antonio Lacomba, uno de los grandes historiadores de esta tierra que el fin de semana se nos fue después de dedicar su vida y sus desvelos a entender lo profundo andaluz, a menudo ininteligible. Una Andalucía que, como Susana, también se entretiene casi siempre en dibujar su futuro en el aire mientras su propia y larga marcha hacia el mañana se posterga y eterniza.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios