Huelva

El desconocimiento y el temor rodean aún al cáncer de mama

  • Las enfermeras del Juan Ramón Jiménez afrontan con las pacientes todo el tratamiento al que son sometidas · El perfil del paciente es el de una mujer, con hijos, y cada vez hay más casos en jóvenes

El cáncer de mama es el tumor de mayor prevalencia entre la población femenina, por encima del de útero. Por ello, la Unidad de Atención al Paciente Oncológico del hospital Juan Ramón Jiménez ha realizado un estudio sobre cuál es el estado de ánimo y de preocupación de las pacientes a las que se les ha diagnosticado un cáncer de mama, fundamentales para su recuperación.

Ante la celebración mañana del Día Mundial del Cáncer de Mama, la mencionada unidad de gestión ha dado a conocer los principales resultados de ese estudio. Así, el 95% de las pacientes a las que se le acaba de diagnosticar la enfermedad demuestra un nivel de conocimientos muy deficiente, tanto de lo que representa la propia patología como sobre el proceso al que van a ser sometidas a partir de ese diagnóstico. Muy de cerca se encuentran los estados de ansiedad y temor, que afectan al 85% de las pacientes. Bastante más alejado se sitúa el padecimiento de una baja autoestima, que se da en un 10% de ellas. Y con porcentajes más bajos todavía se puede encontrar la fatiga, el cansancio o malestar físico por un lado y la falta de confianza en la capacidad de afrontar la situación, por otro.

El papel de las enfermeras es muy importante en todo el proceso que atraviesan las pacientes, y por ello se ha personalizado el trato entre estas profesionales sanitarias y las enfermas, de modo que esa relación no se interrumpirá desde el diagnóstico hasta el final del tratamiento. A través de encuestas periódicas, las enfermeras van percibiendo la evolución física y anímica de las pacientes. Así, la mayoría de éstas, que en un principio se encuentran en los estadios más bajos de aceptación, experimentan en un altísimo porcentaje una mejoría en su situación inicial.

Para conseguirlo se aplica un tratamiento individualizado que facilita el asesoramiento a la enferma, con el objetivo de que conozca bien el proceso al que va a ser sometida y la paciente tenga un canal de comunicación muy fluido y accesible en donde expresar todos sus temores y dudas. De este modo, las enfermeras trabajan en potenciar la seguridad para que los sentimientos de ansiedad y temor puedan ser controlados. Finalmente, las profesionales sanitarias consideran que el arma más eficaz para luchar contra la baja autoestima es potenciar la imagen corporal, apoyar a la enferma en la toma de decisiones y darle un soporte emocional con el objetivo de que se adapte a los cambios que pudieran darse en su aspecto. Este trato individualizado no se reduce a las pacientes de cáncer de mama, sino a todos los oncológicos. Sin embargo, el hecho de que la abrumadora mayoría de los casos de tumor mamario se den en mujeres facilita en muchas ocasiones la comunicación entre profesional y enferma.

Francisca Perles es supervisora de la Unidad de Gestión Clínica de Atención Integral al Paciente Oncológico y Remedios González es jefa del bloque de Hospitalización y responsable del hospital de día médico. Sobre las posibles diferencias entre las pacientes del cáncer de mama y el resto de los pacientes oncológicos, ambas concuerdan en señalar que el principal temor de las primeras estriba en los efectos externos que el tumor de mama pueda ocasionar y que se conviertan en un duro y permanente recuerdo por su inevitable visibilidad. Francisca Perles señala que "el diagnóstico va asociado a una amenaza de muerte y a la paciente hay que decirle que no es así, ya que hoy en día son muy pocas las que fallecen".

Aunque es a partir de los 50 años cuando hay mayor probabilidad de desarrollar un tumor de estas características, cada vez llegan casos más jóvenes, hasta de mujeres que se encuentran en la treintena o incluso menos: "Éste es un tumor con mucha incidencia, pero con mucho nivel de supervivencia", apunta González.

El perfil medio de una paciente de cáncer de mama es el de una cuidadora, con hijos, que trabaja y que ve como con la irrupción de la enfermedad se interrumpe su vida diaria. El proceso de tratamiento tiene una duración de seis meses como promedio, sin contar la radioterapia. En todo este periodo no se puede dejar de lado la importancia de la familia, en primer lugar, y el apoyo de las asociaciones de pacientes.

Las enfermeras también trabajan con ambos colectivos con el interés de que el cuidado de la paciente no se aminore una vez que se corte esa especie de cordón umbilical que se forma con el personal hospitalario en general y con las enfermeras en particular, y que a veces es tan difícil de suprimir ante el miedo que surge en la paciente a la hora de enfrentarse nuevamente ante el mundo real.

Uno de los recursos con los que cuentan las pacientes una vez iniciado ese trance es la Asociación Onubense de Cáncer de Mama Santa Águeda, de prolongada presencia en la sociedad onubense. Su presidenta, Charo Venegas, señala que la entidad prosigue con sus actividades a pesar de haber sufrido fuertes recortes en las subvenciones que le aportan distintas administraciones. Así, mantiene todavía la actividad de una trabajadora social, una fisioterapeuta, una psicóloga y un contable. Si bien destaca el buen nivel de la atención que se presta en la provincia, sigue habiendo a su juicio, áreas susceptibles de evidente mejora, como la necesidad de una consulta específica de Enfermería y otra de Psicooncología, que "dé respuesta adecuada a las necesidades y circunstancias que nos rodean y que no encuentran en Salud Mental, que es donde algunas pacientes son enviadas".

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