Málaga

Los bares enfocados al turismo de masas crecen un 84% en el Centro desde 2011

  • Un informe del Omau cifra en 218 los establecimientos de comida rápida y tapas en 2014, un centenar más que cuatro años antes

El modelo de transformación urbanística y social del que viene siendo objeto el Centro histórico de Málaga en las últimas décadas está provocando una extensión del espacio comercial y empresarial del espacio, frente a una fuga continuada de los residentes. Un informe elaborado por el Omau, organismo dependiente del Ayuntamiento de Málaga, e incorporado a los trabajos de la Agenda 21, constatan cómo en los últimos cuatro años (2011-2014) la actividad hostelera se ha disparado casi un 30%, pasando concentrarse en este entorno un total de 601 locales, frente a 465. El valor es superior, un 38%, si a las zonas tradicionalmente delimitadas dentro del bautizado como Plan Especial de Protección y Reforma Interior (Pepri) del Centro se incluyen el puerto y el Paseo de Reding, con otros 41 establecimientos.

La radiografía realizada por el ente dirigido por Pedro Marín Cots subraya cómo la mayoría de los negocios hosteleros que se han sumado a la oferta del casco antiguo en este intervalo de tiempo está dedicada a comidas rápidas y tapas, un tipo de negocio "nada especializado". Y ello, desde el punto de vista de los autores del documento, contribuye a la transformación del barrio en escenario propicio para el turismo. Las cifras son claras. De los 118 negocios de esta naturaleza instalados en 2011 se pasó el ejercicio pasado a 218, lo que supone un crecimiento del 84%.

El informe, elaborado tras seis meses de toma de datos, constata cómo este tipo de locales son los "más demandados por el turismo de masas de estancias breves, son locales de pequeña superficie con una alta ocupación de la vía pública, que impide el tránsito por ciertas calles y plazas, incluso en ciertos momentos el acceso a las viviendas, añadiendo el ruido y la problemática con respecto a la concentración recogida de las basuras".

"Es de las actividades que genera un impacto más negativo", sostiene el estudio, al tiempo que hace hincapié en cómo el Centro ha dejado de contar "con espacios libres de estos establecimientos; sentarse a descansar obliga a pagar, relacionarse a consumir, pasear y comprobar que cada diez personas que te encuentras ocho son turistas, es más que evidente".

Las estadísticas recogidas en el informe indican que la principal actividad hostelera, tras la comida rápida, es la de los restaurantes de comida especializada, con 198 el año pasado (134 en 2011), seguida de las cafeterías, teterías y heladerías, con 128 (121 en 2011). En último lugar aparecen los locales de ocio nocturno, de los que se han implantado entre 2011 y 2014 seis más (de 92 a 98). Sin embargo, el estudio precisa que a pesar de esta ligera variación existe "una alta concentración" de estos negocios en el entorno de la Plaza Uncibay y La Merced-Madre de Dios, generando "un impacto negativo en los residentes, ruido, limpieza..., llegándose en estas zonas al grado de saturación e incompatibilidad con el uso residencial".

Otro de los fenómenos empresariales de gran desarrollo en estos últimos años es la oferta hotelera. Sin en 2011 las calles del entorno Pepri recogían unos 46 establecimientos (incluidas las pensiones y hoteles de diversa categoría), en el estudio de campo realizado el año pasado aparecen 62, a los que sumar la categoría de los apartamentos turísticos, con 47 hasta ese momento. Esta última referencia ha crecido en los primeros meses del año con nuevas aperturas. Según las estimaciones, la concentración de estos apartamentos se asienta en calle Nueva-San Juan, La Merced-Madre de Dios y Uncibay.

Una de las particularidades de esta actividad es que el 60% de los apartamentos turísticos "coexiste con viviendas en la misma parcela". Ello, a juicio de los autores del informe, "genera cierta incompatibilidad de usos con los vecinos residentes por las molestias de ruidos, limpieza, uso de zonas comunes e inseguridad". El análisis de ambos campos de actividad pone viene ligado al crecimiento exponencial que Málaga está teniendo como destino turístico urbano. Sin embargo, el trabajo del Omau apuesta por subrayar la necesidad de que esa evolución no vaya en detrimento del entendimiento del Centro como un barrio. "El ámbito de estudio es quizás la zona de Málaga donde se han concretado en los últimos veinte años un mayor número de inversiones de cara a mejorar el medio ambiente urbano y la calidad de vida de los ciudadanos; el objetivo era y debe ser recuperar el patrimonio edificado, el espacio público y la imagen de una ciudad histórica, sin olvidar que hablamos de barrios de la ciudad y un barrio no lo es sin residentes que habiten en él", concluye.

"No podemos permitir que se puedan vaciar de residentes los edificios, tendríamos una ciudad de cartón piedra, un escenario para el turista y el visitante, un parque temático donde pasar unas horas o días de ocio", agrega. Los datos constatan esa hemorragia de habitantes del casco antiguo. De los 6.868 residentes que había en 1991 se pasó en 2013 a 4.944, un 28% menos. Dicho de otro modo, en algo más de 20 años, el centro ha perdido una masa de población equivalente a todo el municipio de Almáchar, El Burgo o Istán, por poner algunos ejemplos. En este contexto, el informe incide en la necesidad de lograr un equilibrio de actividades en el casco antiguo. Y pone sobre la mesa propuestas como limitar en determinadas zonas ya saturadas de determinado comercio como la restauración, el ocio nocturno y el hospedaje.

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