Comedores escolares Continúan las quejas por el cambio a los platos 'transportados' promovido por la Junta

La comida que alimenta diferencias

  • Los padres del Guadaljaire protestan por el cierre de la cocina · Los concertados conservan la elaboración propia de sus menús

El pasado viernes, el medio centenar de niños que utilizan el comedor en el colegio Guadaljaire almorzaron potaje de judías blancas y tortilla francesa. Pero la comida que degustaban llegó el jueves y probablemente se cocinara en los días previos. En el centro se calienta al baño María y se sirve a una treintena de niños menos de los que había el año pasado, cuando tenían la cocina del centro operativa y elaboraban en ella el menú. En el colegio Puerto Sol, un centro concertado de Puerto de la Torre, tenían dos tipos de fiambre para elegir, ensalada tropical o porra como entrantes. Luego, los casi 500 usuarios del comedor podían decidir entre dos primeros y entre dos segundos, atún encebollado o flamenquines con patatas. Fruta del tiempo o piña en almíbar, de postre.

Como en el colegio Puerto Sol, en la gran mayoría de los centros concertados siguen guisando en sus instalaciones y preparando el menú al diario, algo que han perdido los centros públicos cuyos comedores salían a concurso este año y a los que se añadirán todos los demás el próximo curso. La Junta de Andalucía ha apostado por el sistema de comida transportada -ya instaurado en un 85% de los centros malagueños- y esto ha motivado quejas y malestar entre los padres que consideran mucho más saludable un plato que se cocina en el día.

Yolanda Atencia, presidenta del AMPA del CEIP Guadaljaire asegura que llevaban 20 años cocinando en el propio centro "sin ningún tipo de problemas". Ahora, la misma empresa que el pasado año elaboraba el menú en el centro lo transporta con el sistema en frío. La comida de toda la semana llega los martes y los jueves y ni a Nerea, ni a Juanjo, ni a Adrián, Iracia, Juan e Ismael les gusta lo que sirven. "Ponen cosas muy raras", afirman los niños.

El salto de un año a otro no es más que el cumplimiento a rajatabla de las bases del concurso. Se elimina la cocina in situ y se generalizan los menús elaborados en grandes centros de producción con unas directrices alimenticias muy claras. El pescado se tiene que poner tres días a la semana, la harina ha de ser integral -por tanto el pan y la pasta son integrales- la verdura hace mucho más acto de presencia y sin pasar en los guisos, la fruta es protagonista y los yogures son desnatados. "Ponen la verdura entera y ellos no están acostumbrados, están comiendo menos cantidad porque no les gusta el menú, no ha habido un periodo de adaptación", comenta la madre de una niña de primero.

Para la Federación Democrática de Asociaciones de Padres (Fdapa) "la administración tiene la obligación de promover una alimentación sana", comenta su presidenta Marisol Luque. Pero "aunque haya que tomar estas medidas en pro de la salud habría que introducirlas de manera más lenta". Según Fdapa, el ente público de Infraestructuras y Servicios Educativos va a instar a las empresas a que "vayan adaptando sus platos de manera paulatina". También se corregirán fallos en los menús detectados por los padres, como patatas en el primer y segundo plato o arroz con verdura y verduras salteadas el mismo día.

"El debate tiene que estar en la calidad de la comida y no en su manera de preparación", estima Marisol Luque. "Tenemos que exigir que nuestros hijos coman pescado y carne de primera, fruta y verdura de temporada, de eso es de lo que tenemos que estar pendientes", añade. Para la presidenta de Fdapa si los comedores en los colegios públicos realizan una función de servicio social, en los concertados es "parte del negocio". Si un niño en cualquier centro público paga unos 90 euros al mes -4,5 euros al día si no cuentan con ningún tipo de subvención- la cifra se eleva desde los 105 a casi 130 euros en los concertados.

En el colegio Cerrado de Calderón, por ejemplo, cuesta 104,99 euros al mes. Tienen tres cocineros que desde hace años elaboran la comida. Todos los días tienen una entrada, primero, segundo y postre y los comensales pueden elegir entre dos opciones. "Siempre servimos una sopa o crema de verduras y pasta, arroz o potaje de primer plato y de segundo pescado o carne a la plancha, al horno o guisada", explica el jefe de administración, Juan Carlos Stubbs, que asegura que le va bien con este sistema e intentan variar lo más posible para que el niño termine comiendo de todo.

En el colegio Los Olivos ponen un día pescado azul, que suele ser emperador o atún; otro pescado blanco; un día ave, pollo sobre todo y pavo; un día carne roja y otro huevo, preferentemente en tortilla. Sus menús han cambiado, reconoce Juan Carlos Hera, el administrador del centro y responsable de la elaboración de los mismos. "Antes sí se usaba mucho lo frito, porque es lo que más aceptación tiene, pero ahora se cocina más a la plancha", asegura Hera, que es consciente de que el comedor "es una parte muy importante no sólo de su alimentación sino también de su educación alimentaria".

Para Susana Camas, directora del colegio Puerto Sol es importante "seguir una dieta mediterránea". "Consultamos con un nutricionista para elaborar los menús y se llevan pruebas periódicamente para certificar la calidad", añade la directora que ha implantado un sistema en el que se les da libertad de elección pero tienen que comer un mínimo de cada plato. El Alfonso X tiene una empresa externa contratada que también cocina en el centro, "ellos hacen sus pedidos y los productos llegan todos los días", dicen desde el centro.

Menús saludables y variados pierden, para muchos, todo su potencial si no se cocinan a diario. Aunque desde la administración se opta por este sistema, algunos consideran que la comida puede ampliar la brecha entre los centros públicos y los concertados.

30

Tags

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios